El pasado domingo 10 de diciembre, Javier Milei asumió como presidente de todos los argentinos, y aunque las medidas que anunció fueron lo más destacado, surgió una incógnita que quedó en el aire.
¿Qué sucedió? Muchas personas empezaron a preguntarse quién será la primera dama, ya que tanto Karina, la hermana de Milei, como Fátima Florez, su pareja, estuvieron acompañándolo durante todo el día, aunque en diferentes lugares.
Para esclarecer esta cuestión, Karina Vilella, experta en protocolo y diplomacia, respondió la pregunta que muchos nos hacemos sobre la condición de Fátima Florez: "En esta situación, ¿podemos referirnos a ella como primera dama?", fue una de las consultas que disparó su explicación respecto al tema.
"Esa es una palabra compleja para este jefe de Estado. Nosotros cuando hablamos de protocolo a nivel mundial nos referimos a 'primer acompañante', que es un término más actual", explicó la experta en protocolo, para así despejar la duda de muchos que se viene presentando hace un tiempo.
Respecto a si el presidente electo puede elegir a su acompañante, la experta detalló: "Puede ser su madre, su hermana, su hija, como en el caso de Menem".
A raíz de ello, surgió la pregunta de si Javier Milei puede cambiar a su primer acompañante. Por ejemplo, ayer desempeñó el papel de primera dama Karina Milei, y en un viaje al exterior, Karina sale y Fátima entra en escena.
"Todo puede pasar y va a depender del evento. Todo puede pasar con un presidente así. Me parece que hasta ha cambiado su forma de presentarse al mundo en esta jura", admitió la profesional en el programa de Juana Viale, dando a entender que, en este caso, ambas mujeres podrían ocupar este rol.
El rol del cónyuge presidencial en Argentina
En Argentina, el cónyuge presidencial no se clasifica como un funcionario público y no recibe un salario del Estado. A pesar de esto, las normativas dispersas que rigen su función indican que aquel que desempeñe este papel tiene derecho a recibir asistencia de la Secretaría General de la Presidencia, a contar con la custodia de la Casa Militar y a utilizar ciertos bienes y servicios financiados con fondos públicos.
Además, esta figura está sujeta a normas éticas, que incluyen la prohibición de aceptar regalos que no estén dentro del régimen oficial y la obligación de utilizar los recursos públicos de manera racional, evitando cualquier forma de abuso o derroche. Estas responsabilidades y deberes fueron detallados en un informe de la Oficina Anticorrupción (OA) en 2017.
El papel del cónyuge presidencial es principalmente protocolar y señaló que los protocolos, al igual que la legislación, se adaptan a los cambios en la sociedad. Según expertos en el tema, esta figura tiene ciertos privilegios que son adecuados porque no desempeña el mismo rol que un ciudadano común.
Por otro lado, Damián Faccini, experto en Protocolo, subrayó que aunque no exista una normativa escrita, hay expectativas con respecto a las funciones que se esperan del cónyuge presidencial. Esto incluye prestar atención a la vestimenta, el peinado, los accesorios, la oratoria, el lenguaje verbal y no verbal, la puntualidad y la amabilidad.
El cónyuge presidencial representa al país tanto a nivel nacional como internacional y debe tener las mismas consideraciones que un invitado destacado que contribuye al rol oficial, dijo.
¿Se puede rechazar el rol de primera dama o primer caballero?
Dado que en Argentina no existe una normativa clara que defina el papel del cónyuge presidencial, este título se otorga por tradición y, en consecuencia, el cónyuge presidencial tiene cierta flexibilidad para adaptar su función, según considere conveniente. En términos generales, las primeras damas en el país optó por dedicarse a actividades sociales y benéficas, presidir organizaciones sin fines de lucro y acompañar al mandatario en eventos ceremoniales.
Hasta el siglo XX, no hubo una primera dama que haya destacado notablemente en este papel. Fue en 1946, con Eva Perón, cuando la función adquirió una nueva dimensión, alejándose de las responsabilidades domésticas y ceremoniales para construir su propio poder político.
Otro antecedente relevante en el papel de las primeras damas fue marcado por Cristina Fernández, la esposa de Néstor Kirchner. Cuando este asumió la presidencia en 2003, Cristina rechazó el título de "primera dama" y solicitó ser llamada "primera ciudadana".
Cabe destacar que Cristina fue la única mujer que, siendo esposa de un presidente, tenía una carrera política propia, ya que en ese momento ya era senadora nacional por Santa Cruz.
En junio de 2007, antes de que el Frente para la Victoria definiera la fórmula para las elecciones de ese año, Néstor Kirchner, sin precisar si buscaría la reelección, introdujo por primera vez la expresión "primer caballero". En un acto en San Juan, declaró: "No sé si me tocará ser primer caballero, primera dama o presidente en la etapa que viene, pero sé que este amado pueblo va a llenar las urnas de buena memoria".
JCCL
