El diseñador italiano Giorgio Armani murió este jueves a los 91 años. Nacido en 1934 en Piacenza, es considerado uno de los grandes genios de la moda contemporánea. Fue pionero en transformar la ropa masculina y femenina con un estilo relajado, sobrio y elegante que redefinió el concepto del traje. Dueño de una marca que generó más de 2.300 millones de euros al año, Armani dejó una huella que trascendió la moda para instalarse en el cine, la perfumería y la hotelería.
Hasta sus últimos días, Armani siguió al mando de su imperio creativo. A mediados de 2025 debió retirarse de los desfiles por problemas de salud, pero continuó supervisando los shows desde su casa en Milán, sin renunciar jamás a la disciplina que lo definía. Su legado no solo se mide en millones de prendas vendidas, sino en la manera en que construyó un “estilo de vida Armani” que combinaba ambición con compromiso social.
En un mundo de conglomerados y adquisiciones, Armani también fue un caso único. No cedió nunca el control de su firma y defendió su independencia como parte esencial de su identidad. Con ello, marcó un rumbo distinto en la industria y consolidó un modelo de negocio basado en la sobriedad, la calidad y la lealtad a su propia visión estética.
Murió a los 91 años el diseñador italiano Giorgio Armani, maestro de la moda mundial
Giorgio Armani: de aspirante a médico a su imperio de la moda
Giorgio Armani nació en el seno de una familia modesta, hijo de un gerente de envíos. En un principio parecía destinado a la medicina, estudió en la Universidad de Milán durante tres años antes de abandonar sus estudios para unirse al ejército, donde brindó su servicio en el hospital militar de Verona y aprendió a observar los gestos y las posturas de los cuerpos.
En 1957 comenzó a trabajar en los grandes locales de ropa La Rinascente, en Milán, como comprador y escaparatista. Esa experiencia le abrió el mundo de los textiles y la moda. Años después, ingresó al taller del italiano Nino Cerruti, donde adquirió formación técnica en sastrería. Fue allí donde comprendió la importancia de los cortes y las telas, pero también los límites de una moda demasiado rígida y formal para el tiempo que corría.
En 1975, junto a su socio y pareja Sergio Galeotti, fundó su propia firma. Con la primera colección masculina y, un año después, la femenina, Armani empezó a marcar un camino diferente. Apostó por líneas simples, hombros relajados y una paleta de colores neutros, que contrastaban con el maximalismo de la época. Esa estética lo catapultó al reconocimiento internacional en apenas unos años.

Lo que realmente consolidó su figura fue su audacia, ya que introdujo elementos del vestuario femenino en la ropa de hombre y viceversa, inaugurando un estilo andrógino que redefinió el concepto de poder y sensualidad. “Fui el primero en suavizar la imagen de los hombres y en fortalecer la de las mujeres”, dijo en una entrevista.
El estilo de vida Armani
Armani no se limitó a diseñar ropa, sino que construyó un universo completo. En los años 80, comprendió antes que nadie la importancia de Hollywood en la difusión global de la moda. Se instaló en Los Ángeles durante la temporada de los Oscars y comenzó a vestir a las grandes estrellas de la alfombra roja, desde Robert De Niro hasta Michelle Pfeiffer. Con ello inauguró un nuevo ritual: el “red carpet dressing”, que hoy es parte inseparable de la industria del cine y la moda.
Con los años, expandió su marca hacia todos los rincones posibles. Emporio Armani y Armani Exchange acercaron su estilo a públicos más jóvenes, mientras que Armani Casa, Armani Beauty y Armani Hotels & Resorts hicieron de su apellido un sinónimo de elegancia en la decoración, la cosmética, la gastronomía y la hotelería de lujo.
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A diferencia de otros diseñadores, Armani llevaba una vida austera y metódica. No fumaba, bebía poco, trabajaba largas horas y siempre apostó por la disciplina personal. Esa coherencia también se reflejaba en sus colecciones, que eran mayoritariamente sobrias, duraderas y diseñadas para resistir las modas pasajeras. Para él, la elegancia no era exceso, sino equilibrio.
Su compromiso social también lo distinguió. Durante la pandemia, suspendió desfiles presenciales y convirtió parte de su producción para fabricar equipos médicos. Fundó la Giorgio Armani Foundation para apoyar proyectos educativos y de salud, y fue nombrado Embajador de Buena Voluntad del ACNUR. Además, se pronunció reiteradamente contra la lógica de “usar y tirar” en la moda, pidiendo una industria más consciente y sostenible.
RV/MU