Otra vez en una ciudad y un festival particular para Santiago Mitre. Fue en la Mostra internazionale de la Biennale di Venezia, donde Argentina, 1985 comenzó su recorrido de festivales y premios. Allí, hace casi exactamente un año, Mitre, Ricardo Darín, Alejandra Flechner, Peter Lanzani, Victoria Alonso y el resto de productores de la película, recorrieron la alfombra roja del festival, y tuvieron una de las conferencias de prensa ante medios internacionales que más expectativas generó. También fue en Venecia donde el estreno de Argentina,1985 logró extendidos aplausos.
En Venecia 2022, Santiago Mitre estrenó Argentina, 1985; este 2023 va como jurado principal
El resto, aunque reciente, ya es historia. Santiago Mitre colaboró con su pareja Dolores Fonzi en Blondi, que marco el debut de la actriz como directora de cine, y ahora es él quien está en los primeros borradores de una nueva película. Y por supuesto, a partir del miércoles 30 de agosto, comenzará su tarea como integrante del jurado principal del Festival de Venecia. Con él estarán realizadores de la talla de Jane Campion, Martin McDonagh y Demian Chazelle, Laura Poitras y Mía Hensen, entre otros. Antes de que esa agenda de proyecciones diarias, de entrevistas y de encuentros y reencuentros con integrantes de la industria conematográfica, Santiago Mitre habló con PERFIL.
—En días comienzo el Festival de Venecia y en él vas a estar de jurado de la competencia oficial. ¿Qué expectativas tenés de cara a “la Mostra” en general?
—Es un gran festival de cine, en el que tuve la oportunidad de participar como director presentando una película el año pasado (Argentina, 1985). Me alegra volver y disfrutarlo, por primera vez, sin la presión y los nervios de estar mostrando algo. Quiero ver las películas y disfrutar de la experiencia. La programación es muy buena. Además el festival tiene una gran historia y una relevancia enorme para posicionar películas en el contexto del año.
Daniela Coggi, la directora que en Venecia presentará El rapto, sobre libro de Martín Sivak.
—Con “Argentina, 1985” conociste casi en su totalidad el circuito de festivales desde afuera. Y ahora te toca vivir uno de los más importantes desde adentro. ¿Cuál de los dos lados del mostrador te sienta más cómodo?
—Son cosas muy distintas. No creo que nada se compare a la sensación de estar mostrando una película por primera vez, a un público. Esa emoción, ansiedad, alegría, miedo, es incomparable. Esto va a ser distinto. Espero que sea placentero, pero sin dudas será menos estresante.
—¿Cómo es la dinámica del festival ? ¿Es como uno fantasea, que el jurado se junta a visualizar las películas o es una cosa más aislada, donde cada uno ve las películas por su cuenta?
—Tenemos que ver las películas en la sala, en las distintas funciones que programa el festival. Para algunas, hay más de una opción, pero casi nunca más de dos. Así que imagino que las veremos juntos, tal vez no siempre todos juntos, pero sí de a varios. Es importante para la percepción de una película verla junto con el público. El cine es una experiencia colectiva en su realización, y también en la manera en la que se lo ve. Al menos así es como me gusta a mí: en una sala y con gente.
Santiago Mitre fue uno de los que alentó a Dolores Fonzi a dirigir cine.
—En otra selección, la argentina Laura Citarella también ejercerá de jurada.
—Laura es una gran amiga, además de una gran cineasta. Compartimos estudios cuando éramos jóvenes y nos hemos acompañado y ayudado a lo largo de nuestra vida como cineastas. Me pone muy contento que ella vaya a estar ahí también. Nos vamos a divertir.
— ¿Cómo ves esta presencia argentina en esta edición del Festival de Venecia?
—Se exhibe El Rapto, la película de Daniela Goggi (N. de la R.: dirigió la serie El Caso Belsunce; también Abzurdah, El hilo rojo) pero en otra de las secciones. Me da mucha curiosidad la película. Está basada en una novela (de Martín Sivak)que me gustó mucho, y hay varios amigos involucrados.
—¿Cómo leés la recepción del cine argentino en el exterior?
—El cine argentino tiene gran representación en este y en todos los mejores festivales del mundo. Este año se presentaron Eureka y Los delincuentes en el festival de Cannes; hubo películas en Locarno, habrá en los de Toronto, en San Sebastián. Somos parte de una cinematografía muy respetada en el mundo, que se apoya en una gran tradición. Todos los años hay películas argentinas destacándose. Es un motivo de orgullo para todos los que hacemos cine argentino y para los argentinos en general.
—¿En qué proyecto o proyectos estás trabajando?
—Estoy escribiendo un nuevo guión. Pero en las primeras etapas. Es decir, estoy investigando y armando la historia, apenas.
—En el Festival de Venecia Vas a compartir el trabajo con otros cineastas muy relevantes. ¿Lo vivís con naturalidad? ¿El cine de alguno de ellos te gusta en particular?
—Es un jurado muy bueno. Jane Campion me parece una de las mejores directoras del mundo. Tengo mucha admiración por su cine, y por el de Demian Chazelle, Laura Poitras, Martin McDounogh, Mía Hansen y todos los que están en el jurado que me tocó. Va a ser una experiencia muy enriquecedora compartir ideas y pareceres sobre el cine y sobre el mundo.
—¿Cómo ves el presente de la industria del cine en Argentina?
—El talento cinematográfico argentino es un motivo de orgullo. Es una cinematografía muy fuerte, muy respetada. Tenemos un instituto (el Incaa), y una ley de cine que es ejemplar, y que permitió sostener en el tiempo esta cinematografía. En este momento hay muchos problemas. Entre ellos, la falta de fondos y problemas de todo tipo. No habría que abandonar esos sostenes de esta gran industria. Ahora, ante tantos ataques de personas que no han leído siquiera la Ley de Cine y no entienden lo fundamental de las políticas culturales sostenidas en el tiempo, es vital que todos aquellos que creemos en el cine, y en la cultura en general, hablemos de la importancia de que se sigan aportando imágenes: de identidad, de diversidad, de experimentación, de entretenimiento, de historia, y de nuestro presente.