Como si a la familia Maradona le faltara fogosidad, ayer un incendio arrasó con toda la planta baja de la famosa casa de Villa Devoto en donde vive don Diego, padre del Diez. Ahora sólo hay negrura y escombros, pero antes de que el fuego terminara con todo, vivía allí tranquilamente la cabeza del famoso clan, que ya tiene 85 años, junto a una de sus hijas y su nieta Belén, sobrina del futbolista. Hoy, todos ellos se encuentran bien, porque pudieron darse cuenta a tiempo de lo que sucedía.
Alrededor de las 6 de la mañana, las llamas que habían arrasado el living y la cocina –con la vitrina que atesoraba los trofeos de Diego incluida– amenazaron con subir a la planta alta, donde el padre de Diego dormía. Pero en ese momento por suerte, la menor de la casa, Belén, se dio cuenta y llamó a los bomberos.
Nunca es momento para este tipo de desastres, pero realmente que haya sido ayer, teniendo en cuenta que un día antes don Diego había recibido la visita de Rocío Oliva, es por lo menos oportuno para que continúe el hundimiento de la joven ex pareja del astro, quien fue acusada de robo y estuvo detenida, entre otras tantas particularidades de la traumática separación.
Por eso fue que ni bien se dio a conocer la noticia y se supo que todos estaban bien, no tardaron en aparecer las bromas en las redes sociales. Pero el Chino Maradona, sobrino del jugador, se lo tomó en serio y optó por una ironía clarísima para relacionar lo ocurrido con el paso de Oliva por la casa de Devoto, que le “resulta muy casual”, y disparó: “No sospecho, estoy seguro”. Giannina, en vez, no hizo caso a su costado más pasional e impulsivo. No acusó a nadie y se limitó a escribir su Twitter: “Mi abuelo, mi tía y mi prima están bien gracias a Dios! Fue un cortocircuito en la cocina. El fuego se lleva todo, menos los recuerdos!”.
Matías Morla, abogado penalista de Diego, también fue cauteloso, pero a diferencia de la menor de las hijas del jugador, aseguró a El diario de Mariana que aún faltan las pericias para determinar qué o quién originó el fuego a las 6 de la mañana del viernes: “Pusimos un perito de parte para que evalúe lo que ocurrió. Comenzó en la cocina y se expandió”.
Don Diego, lógicamente, se asustó con la situación y quedó muy triste por los destrozos de la casona, en la que por suerte, se salvaron las cosas guardadas de la fallecida doña Tota.
Mientras se resuelve la situación, el papá del jugador se encuentra en Ezeiza en la casa de su nuera favorita, Verónica Ojeda, junto a su hijo y el más pequeño de sus nietos, Dieguito Fernando.