Quisiera destacar un artículo que se publicó en el suplemento Ideas de La Nación, el sábado pasado, y es una gran columna de Pablo Gianera dedicada a Fogwill, y más específicamente, en el contexto en el que estamos ahora a la oposición que sostuvo Fogwill contra la posibilidad de un aborto legalizado en Argentina, contra la alternativa de la legalización del aborto en distintas coyunturas de la vida política del país.
Me parece una columna extraordinaria y tiene una definición extraordinaria de Fogwill, en la medida en que señala en él esta condición, dice Gianera: “Fogwill era un amoral, pero no un relativista”. Y esa definición me parece clave porque el relativismo termina muy a menudo disminuyendo o atemperado, o domesticando las rupturas con las definiciones del bien y del mal, de los más diversos moralismos.
Detectar cómo hace Gianera en Fogwill una ruptura con cualquier parámetro moral, pero no por eso el relativismo, lo inscribe en luchas de poder y en esas luchas de poder, lo inscribe impecablemente en las disputas con el progresismo. Me parece clave también para preguntarse ¿desde qué lugar se confronta con el progresismo? Porque hay distintas maneras de hacerlo y además hay distintas maneras de poner el foco. Porque entiendo que últimamente se ha tendido a homologar por completo progresismo y Kirchnerismo.
En Fogwill se reencuentra una disputa con el progresismo de los años 80, es decir, con el imaginario democrático del radicalismo y del alfonsinismo, también por eso me parece una clave. En Fogwill cabe, me parece, formular esta pregunta con toda precisión. Con el progresismo se disputa, digamos, desde adentro, distintas formas o líneas del progresismo que discuten entre sí. Son instancias de revisión y de autocrítica que el propio progresismo se dirige a sí mismo. Se trata de objeciones que el progresismo se le dirigen por izquierda, es decir, una perspectiva de izquierda que señala insuficiencias o límites políticos a los abordajes progresistas. O se trata decididamente de las críticas formuladas desde el conservadurismo.
La manera en que Gianera recupera y ubica a Fogwill es clave. La potencia, la nitidez, la inteligencia de un intelectual conservador que le ha planteado desde el conservadurismo objeciones. Digo conservador recordando también una definición de Damián Tabarovsky, que al igual que Gianera, conoció y trató mucho a Fogwill. Tabarovsky lo definió alguna vez como un anarquista conservador. Ese oxímoron es interesante, creo yo.
Un pensador crítico desde el conservadurismo. Recuperar la posibilidad de un pensamiento conservador con el que discrepo personalmente, pero que plantea finalmente un desafío intelectual, a diferencia de tantos otros pensamientos conservadores increíblemente chatos.