Esta semana arrancó el año político. Volvió la Justicia, volvió el Congreso, con algunas bajas por coronavirus hoy en Diputados, y volvió la agenda presidencial a full. Alberto Fernández está buscando recuperar cierta centralidad. La recuperó, de hecho en la escena, reuniéndose con industriales, con el campo, con los sindicatos, con los movimientos sociales a partir de la rehabilitada Mesa del Hambre, y con la clase media no hay modo de reunirse, pero el proyecto de subir el piso de Impuesto a las Ganancias a 150 mil pesos es un mensaje directo a los sectores medios. A la CGT le dijo "paritarias sin techo". Al campo le dijo ayer "no suben las retenciones". A los industriales se les dijo esta mañana "seguridad jurídica y desahogos tributarios".
El primer mandamiento de Alberto Ángel Fernández parece ser a partir de ahora le dirás a cada cual lo que quiera oír. Y no es más eso que peronismo puro, aunque eso no es garantía de triunfo seguro para nada. Por lo pronto, es su manera de ver si puede recuperar al Fernández, moderado y dialoguista de la campaña presidencial que tan buenos frutos le dio entre 2019 y el arranque de 2020, casi hasta mitad de año en plena pandemia.
Alberto Fernández "calmó" al campo con una promesa sobre las retenciones
Ahora, ¿Cuál de las medidas anunciadas va a ser un hecho? Quién sabe. Dependerá de las pujas sectoriales. Fíjense un detalle, en medio del recuperado clima de diálogo y consenso este sábado que viene los piqueteros oficialistas, algunos son funcionarios del Gobierno nacional, empiezan una campaña de control de precios en supermercados. Dicen que hay 20 mil militantes dispuestos a poner en orden las góndolas. Suena fuerte para dialogismo. Eso, mientras los dueños extranjeros de las grandes cadenas de supermercados avisaron sus ganas de irse del país.
Así que lo que falta ver es la dinámica de los hechos en pleno lanzamiento de un año electoral como éste.
