La salida de Falabella del país, en realidad, el anuncio de la compañía chilena, que va a cerrar cuatro tiendas y busca un socio para el resto de sus operaciones en la Argentina, disparó un debate bien interesante, aunque muy compartimentado. Están los que dicen, afines al Gobierno Nacional, que todo tiene que ver con la caída del consumo o la crisis, arrastrada sobre todo por los últimos dos años de gobierno de Macri. Y después está quienes dicen que no, que de ninguna manera, que Falabella vende fundamentalmente productos importados y que como se viene una nueva etapa de fuertes restricciones a las importaciones, no va a poder sobrevivir en este contexto. Todo esto sumado, por supuesto, al coronavirus, a la crisis de lo que es el modelo de las grandes tiendas. Pero más allá de eso, lo que me interesa puntualizar acá es que nadie ve que el problema seguramente tiene que ver con los movimientos tan pendulares de la economía argentina.
Salimos del 83 de la dictadura con un consenso fuerte alrededor de la democracia, aunque muchos hablen de que la democracia argentina está en riesgo. La República tiene momentos peores y tiene momentos mejores, pero es sólido el consenso alrededor de la democracia. El gran problema es que no tenemos un consenso alrededor de cómo tenemos que hacer para crear un crecimiento sostenido en el tiempo. Cómo hacer para que el país crezca de una vez, que mejoren los indicadores de pobreza, desigualdad, que solo han empeorado del 83 a esta parte.
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Yo creo que el problema principal es que hay dos modelos en pugna muy distintos. Está el que piensa que hay que tener libertad total de movimiento de capitales, dejar que las importaciones lleguen libremente y buscar un crecimiento que atraiga sobre todo inversiones extranjeras basado en exportaciones, en el modelo agroexportador. Y están quienes creen que no, sino que es necesario desarrollar el mercado interno con la industria nacional, que hay que protegerla a esa industria nacional y, por lo tanto, regular las importaciones. Que hace falta un Estado presente y que tiene que haber una regulación del mercado de capitales.
El problema son dos modelos en los que Argentina expresa visiones muy extremas. Fíjense Macri, en la línea de Menem, cuando llega al gobierno, levanta totalmente las restricciones que había dejado Cristina Kirchner al cepo. Finalmente se topa con la falta de dólares y termina dejando al Gobierno con restricciones. Restricciones que Alberto Fernández luego refuerza, porque al final del día todos se terminan encontrando con la restricción de la falta de dólares en la Argentina.
Un problema que el tiempo solamente lo agrava porque los argentinos creemos cada vez menos en nuestra moneda, el peso. Tenemos una economía bimonetaria y volvemos siempre al mismo punto. Pero ¿Por qué? Por este movimiento pendular. Ese es el gran problema. Los bruscos movimientos pendulares de cambios tan radicales en los modelos de desarrollo económico que hacen que uno se anule con el otro y no podamos salir del estancamiento en la Argentina.