A pesar de los avances en implantes dentales, aún son muchos los adultos que pierden sus dientes naturales: el 7% de los mayores de 20 años y el 23% de los ancianos, según las estadísticas. Frente a las limitaciones de las prótesis e implantes, la ciencia lleva dos décadas persiguiendo un sueño ambicioso: estimular el crecimiento de dientes naturales en adultos.
El origen de la idea y los primeros experimentos
Esta visión fue impulsada por el biólogo británico Paul Sharp, quien propuso hace 20 años la posibilidad de reactivar el proceso embrionario de formación dental en adultos. Desde entonces, múltiples equipos han trabajado en esta línea.
Por ejemplo, la ortodoncista Pamela Yelick, de la Universidad Tufts de Boston, realizó trasplantes de células dentales de cerdo en ratones, logrando que brotaran dientes reales compuestos de dentina y esmalte. Sin embargo, reproducir la compleja estructura y funcionalidad de un diente humano sigue siendo un desafío pendiente.
Avances genéticos y técnicas innovadoras
El enfoque actual se apoya en entender la interacción entre células epiteliales (que producen esmalte) y mesenquimales (que generan dentina y pulpa). Si bien las células epiteliales sólo están presentes en la infancia, la tecnología de células madre iPSC permite revertir células adultas a un estado primitivo, abriendo la puerta a futuros tratamientos, aunque por ahora son demasiado costosos frente a los implantes tradicionales.
Investigadores japoneses dieron un paso más: inspirados en casos de mutaciones genéticas raras como la displasia craneofacial (donde el gen RUNX2 defectuoso produce dientes de más), lograron estimular el crecimiento dental en ratones utilizando anticuerpos para modificar el gen USAG-1. Este logro impulsó en 2024 los primeros ensayos clínicos en humanos.
En ese contexto, la startup Toregem Biopharma —nacida en la Universidad de Kioto— planea lanzar hacia 2030 un medicamento que fomente el desarrollo de dientes en niños con pérdida congénita de piezas dentales.
El desafío final: la financiación
Si bien la mayoría de los desafíos técnicos han sido superados, el mayor obstáculo es económico. Paul Sharp advirtió que la falta de interés y apoyo de inversores o laboratorios puede frenar el desarrollo de estas terapias, demorando su llegada a la práctica clínica y, en consecuencia, a los millones de personas que podrían beneficiarse de recuperar sus dientes naturales.