Quisiera destacar tres rasgos de la actualidad política, de la coyuntura. Por un lado, la anomia, por otro la división de la sociedad y, por otro lado, un frente de tormenta política.
Empecemos por la anomia. La Argentina, que está procediendo a la inversa de los países más serios en materia sanitaria. Estamos abriendo la sociedad, relajando las restricciones en el momento en que los datos de la pandemia indican que estamos en el pico o cerca del pico de la ola.
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Lo que creo que pasó es que la sociedad se le fue de las manos a las autoridades. Hay una suerte de "sálvese quien pueda", en el sentido de que cada uno termina interpretando qué cree que es lo más conveniente. Y además, hay una división entre los que están a favor de la cuarentena, los que están en contra de la cuarentena, los que dicen sí al barbijo, los que dicen no al barbijo y además, la sociedad está atravesada por divisiones. Pero la anomia es esto, que cada uno interprete lo que cree que es lo más adecuado sin que haya normas generales para regularlo. La situación política se combina con esta anomia y esto lo hemos visto en la marcha del último fin de semana. Los que salieron desafiaron las restricciones y a su vez, desafiando las restricciones, desafiaron al Gobierno.
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Por último, estamos frente a una tormenta que ya se está insinuando en torno a la reforma judicial, que una vez que pase del Senado, donde el oficialismo tiene mayoría, va a encontrar fuerte oposición en Diputados, donde no están claros los números y, sobre todo, fuerte resistencia en la calle. Ya se anuncia una movilización para cuando el Senado trate el proyecto de ley. Y aquí ocurre algo paradójico, la oposición desafía al Gobierno ganando la calle, pero el Gobierno no puede llamar a movilizaciones por cuanto está atado por las propias restricciones y prevenciones que plantea.
*Director Consultora Poliarquía.
