Escenario de guerra. Así lo describen las autoridades brasileñas a las inundaciones por las fuertes lluvias en el sur de Brasil. Es el caso más crítico de su historia.
Los muertos superan los 30 y 74 los desaparecidos. Pero las cifras aumentarán. Los evacuados llegan a 10 mil. Una represa se desplomó en la localidad de Cotipora, elevando el nivel del agua en el río Taquari. Y todo es marrón por el color del río Guaíba.
El estado de Rio Grande do Sul declaró el estado de emergencia donde la veintena de barreras de contención no dan abasto. Los rescatistas continúan buscando a decenas de personas reportadas como desaparecidas entre las ruinas de casas, puentes y carreteras derrumbadas.
Los lugareños, angustiados, están junto a su ganado que pastan como pueden y no saben si el agua subirá más con el riesgo de que se les ahogue.
El presidente Lula da Silva, visitó parte de los 235 municipios donde los damnificados llegaban a 350 mil. Acompañado por sus ministros y otros funcionarios coordinó las tareas de rescate.
Prometió que "no faltarán recursos para minimizar el sufrimiento". Están disponibles aviones, barcos y vehículos terrestres, y casi 700 soldados, para ayudar a despejar carreteras, distribuir alimentos, agua, colchones y montar refugios.
Brasil, el país más grande de América del Sur sufre una serie de fenómenos meteorológicos extremos debido al cambio climático.
Las inundaciones se produjeron en medio de un frente frío que azotó el sur y el sureste, tras una ola de calor extremo. El pronóstico anuncia que las lluvias continuarán durante el sábado en el sur brasileño.
