El monóxido de carbono es un gas altamente tóxico que no tiene color, ni olor. Se lo conoce como el asesino silencioso. Esto puede ocurrir dentro de una casa sin que nadie lo note, por eso es importante que se instalen dispositivos que detecten la presencia de este gas en el ambiente.
Otra de las recomendaciones es dejar circular el aire, cuando estos artefactos están prendidos, para lograr un equilibrio en el oxígeno.
También es importante el control y mantenimiento de las estufas y calefones, por personal matriculado.
Otro signo de alarma es la presencia de una mancha oscura en el techo o sobre el recorrido del tubo de salida de gases.
Los calefones o termotanques no se deben instalar dentro de los baños ni en espacios cerrados o mal ventilados.
Siempre se debe controlar que la llama de los artefactos sea de color azul. La llama de color anaranjado o rojo indica la presencia de monóxido de carbono. Nunca se debe dormir con estufas prendidas.
Algunos de los síntomas a tener en cuenta son, dolores de cabeza, mareos, cansancio, fatiga, alteraciones visuales, náuseas, vómitos, mareos y convulsiones.
Estas intoxicaciones se cobran aproximadamente 200 muertes por año. En estas épocas de baja temperatura en los ambientes donde hay combustión permanente siempre debe haber ventilación.