Las fiestas de fin de año, por tradición, son consideradas por el imaginario social como un momento de festejo, de reunión familiar, de alegría, pero también, por su cercanía con el cierre del año, como un tiempo de balance. Sin embargo, son muchas las personas que, sumidas en una profunda tristeza, no saben cómo hacer para que enero llegue lo antes posible.
Entre las consultas que más recibe la Licenciada en psicología y directora del Instituto Argentino de Psicologa (INEPA) Elsa E. Álvarez, se encuentran aquellas que apuntan a la soledad, la falta de una familia, a la pérdida reciente de un familiar y a los conflictos que un divorcio o una pelea pueden provocar en plena cena.
“Para nosotros los terapeutas es una época de muchísimas consultas”, explica Álvarez. Además de los problemas de compañía, pueden existir también causas económicas que produzcan malestar. “Todo esto produce auto reproches, culpas, baja la autoestima en unos y otros, ya sea en una pareja o en una familia”, explica la licenciada.
Otro de los focos de conflicto es la obligación, por imposición social, de realizar un balance. “Las fiestas significan la terminación también de un año calendario, y tiene significados sociales que llevan a la gente a diversos tipos de sensaciones y sentimientos de frustración”, analiza Álvarez.
'Otra vez, otro año que no me compré mi casa'. O 'que no tengo pareja', o 'que no cambie de trabajo', son los planteos que suelen aparecer. El entorno, en general, tampoco ayuda. A la propia presión se le agregan, cuenta Álvarez, las reiteradas preguntas de un entorno que a veces se torna demasiado intrusivo. Así aparecen los clásicos ¿Y cuando se casan? ¿Y cuando van a convivir? ¿Cuando tienen hijos? ¿Cuando te recibís? O ¿cuando te vas a vivir solo o sola?.
Cómo salir de la tristeza. Para la profesional, lo importante en esta época es no olvidar remarcar los pequeños logros alcanzados, porque “realmente todos, a lo largo del año, hemos realizado logros. Quizá no realizamos lo que realmente venimos pensando pero hemos realizado otros que en definitiva a lo largo del camino ayudan a conseguir lo que tanto anhelamos. Nada más que en el tiempo que es nuestro, que es personal de cada uno”, explica.
En esta época, “se olvida que si existe un arbitrario cierre, todo cierre implica una apertura, un nacimiento hacia algo nuevo, hacia una nueva oportunidad que nos da la vida para vivir nuevamente en forma mas plena, mas integrada, mas creativa”, reflexiona Álvarez y agrega que “ hay que hacer el balance desde este punto. Y disfrutar intensamente de este presente maravilloso con solidaridad, sin competencias innecesarias, recibiendo y dando amor a todas las personas que nos rodean”.
En cuanto a la soledad, Álvarez hace foco en el acercamiento con el otro, sea conocido o no. "Realmente cuando uno se acerca a los otros encuentra sorpresivamente muchísima amistad, mucha valoración, mucha compañía, que nosotros mismos creemos que no existe. Pero que si existe. Tenemos que abrirnos".
