Cada 13 de octubre se celebra el Día Nacional del Psicólogo en Argentina. En nuestro país ir a terapia es muy común y está tan naturalizado como cualquier otra actividad, algo que no sucede en todos los puntos del mundo.
Esta fecha se eligió en conmemoración a que del 11 al 13 de octubre de 1974 la Confederación de Psicólogos de la República Argentina convocó al primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. El objetivo era constituir esta profesión como una disciplina específica y con una identidad propia dentro de la rama de la medicina.
En Argentina somos conscientes que no hace falta pasar por un momento traumático, excepcional o extremo para ir a terapia. Cuando se siente que se necesita ayuda en la vida diaria al no saber cómo afrontar una situación o uno siente que no tiene las herramientas para hacerlo es aconsejable pedir ayuda a un experto, como es el psicólogo.
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No obstante uno no siempre se siente cómodo con su terapeuta. ¿Cómo saber si el psicólogo al que vas no es el adecuado para vos? La calidad del profesional no se ponen en duda aquí, sino en el vínculo que se establece entre el paciente y el especialista que se basa principalmente en la confianza y la empatía mutuas. Es por eso que en algunos casos ambas partes no congenian.
- En algún punto tenés que obtener de la terapia algún tipo de placer o beneficio, ya sea sentirte mejor, notar que afrontás con mayor facilidad las situaciones complicadas o te sentís escuchado, comprendido y contenido. En el caso manifestar ciertas incomodidades es cuando debés plantearte si lo que hacés es adecuado para vos.
- Uno tiene el derecho de plantear que se está sintiendo incómodo y exponer esa incomodidad al terapeuta para ver si se abren posibilidades de comprensión de lo que ocurre que generen cambios positivos. Si la respuesta sigue sin satisfacer lo más indicado es buscar ayuda de otro profesional.
“Una situación de incomodidad no se puede prolongar por mucho tiempo. Por supuesto que hay sesiones y encuentros terapéuticos más difíciles o más arduos, pero la gente cuando pide ayuda para hablar de sí misma ejerce un voto de confianza que amerita que al lugar al que llegue sea un lugar confortable, por más que el psicólogo sepa que a lo largo del tratamiento se irán dando cuestiones en las que el psicólogo deberá incomodar un poco al paciente para que pueda escucharse a sí mismo hablando sobre su padecimiento”, destacó José Tangari, licenciado en psicología (MN: 50400) a PERFIL.
“Un terapeuta no puede exigir al paciente a que se someta a su método porque sí, uno tiene derecho a preguntar y el psicólogo tendría la obligación moral, no contractual pero sí ética, de contestar al otro aquellas preguntas que sabe que pueda responder. Por otro lado, el profesional debe contar con la libertad de no sentir que se somete al otro por razones contractuales. No puedo decirle a un paciente lo que quiere escuchar porque soy su empleado porque me paga. Me paga por tener libertad de pensamiento, por ayudarlo a pensar cosas que le gustan y que no”, profundizó Tangari.
Las entrevistas previas o diagnósticas son una buena herramienta para que tanto psicólogo como paciente puedan ver si van a entenderse. Se plantean como la posibilidad de entender por parte del terapeuta aquello que le pasa a la persona que consulta y, a la vez, también son un buen espacio para que vos veas si ese profesional es aquel con quien te podés sentir más cómodo por diversas razones.
El feeling, al igual que con las relaciones personales, es algo que no se busca, sino que se encuentra. “No importa si es una sensación porque de lo que estamos hablando es de pensamiento, de afectos, de sensaciones, si es una sensación tiene validez, no hace falta que la compruebes empíricamente. Generalmente estas sensaciones son el mejor indicador de que la instalación de lo que Freud teorizó con el concepto de 'transferencia' se ha hecho efectiva, la herramienta clínica más importante de la terapia: el paciente empieza a repetir en el consultorio las cuestiones que le ocurren por fuera, será el momento de poner estas sensaciones en palabra” concluyó Tangari.