Los vendedores de la época del 25 de mayo de 1810 son caracterizados como “afroporteños rioplatenses”, debido a la importancia que reviste la vestimenta que solían utilizar, es comprendida como un ‘artefacto cultural’. Las prendas usadas por el sector social representaban una actitud de resistencia silenciosa hacia la opresión.
La actividad artesanal y el comercio ambulante en ciudades como Buenos Aires era realizada por población de origen africano que, en su mayor parte, se encontraba esclavizada. La vida y la suerte de cada subyugado dependía de diversos factores: sí vivía en la ciudad, si sabía hablar castellano y había aprendido un oficio. La posibilidad de ahorrar dinero era la llave para acceder a su libertad.
La necesidad, cubierta en su forma más elemental. Los hombres y mujeres que integraban dicho estrato de la comunidad en 1810, iban vestidos con ropas de algodón, que eran las más baratas del mercado o con prendas descartadas por las personas que los poseían. Los siervos contaban con dos características distintivas. ¿Cuáles eran?
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¿Cuáles eran las dos características distintivas de la vestimenta de los vendedores ambulantes?
La primera eran los remiendos, que llegaban hasta los andrajos y la segunda era el calzado, zapatos pertenecientes a sus dueños, que casi nunca coincidían con la medida de sus pies acostumbrados a no tener hormas que los sujetaran.
Por lo general, los esclavos llevaban un chaquetón de bayetón, pantalón del mismo tejido, y chiripá. Normalmente andaban descalzos o con tamangos, las que eran una especie de ojotas hechas de suela o de cuero crudo de animal vacuno o de carnero, envuelto en el pie con algodón.
¿Qué productos vendían los vendedores ambulantes en la época de 1810?
- Velas
- Escobas
- Agua
- leche
- Plumeros
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“En cuánto a las mujeres esclavas era común verlas vestidas con con una pollera de bayeta-algodón- , enagua terminada con puntillas y un jubón. El ajuar se completaba con un pañuelo anudado al cuello, pero que en la calle se usaba anudado debajo del mentón para cubrir la cabeza. En invierno llevaban un poncho y casi siempre iban descalzas. Aunque estas prendas eran las más baratas de la plaza, la mayoría de ellas vestían con las ropas desechadas por las mujeres de la familia a la que pertenecían”, describió el historiador autodidacta argentino, Andrés Carretero.
El lado B del 25 de mayo de 1810 y el afamado pregón patrio “Mazamorra caliente, para las viejas sin dientes”
Las mujeres eran vendedoras ambulantes de mazamorra y vivían una vida cotidiana realmente cruel, debido a que de cada venta realizada sólo obtenían la ínfima suma de 0,03 pesos. A ello, hay que añadirle los jornales deducidos por sus amos, por lo que para pudieran costear la producción y su propia manutención, debían comprarles decenas de miles de porciones durante años para alcanzar la meta de ser libres.
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Como consecuencia del padecimiento económico que las acechaba, recurrían a prostituirse y, eran denunciadas por parte de los alcaldes de barrio de “impúdicas”, lo que ha oscurecido el significado de su tan famoso pregón “Mazamorra caliente, para las viejas sin dientes”. Porque, gran parte de ellas eran esclavas de viudas, por lo que la referencia que hacían en la rima era en más de un caso una alusión personal.
PM / ds
