"Una situación desafortunada”. Así calificó una de las mayores expertas internacionales en políticas sanitarias al momento de la Argentina posterior a las elecciones. No se trataba de una lectura de los resultados, sino de las consecuencias que los comicios podían haber tenido en la salud de la población. “Desde el año 2004, los países de la región vienen haciendo un trabajo intenso, hay buena capacidad de respuesta, se trabajó en red”, sugirió primero Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), rama de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en América Latina. Pero, inmediatamente, la infectóloga nacida en la Argentina descargó sus críticas: “Una de las situaciones desafortunadas ha sido un cóctel que no recomendamos los epidemiólogos, y es que se mezclen las pandemias con los procesos electorales”.
Aciertos y desaciertos ante la gripe A
Expertos nacionales e internacionales analizan la forma de actuar oficial. Lo bueno, lo malo y lo que queda por hacer.
La frase sonó fuerte entre los funcionarios encargados de la vigilancia de la salud en el país. Pero tiene una explicación que la misma Roses –la primera mujer en la historia designada al frente de ese organismo internacional de salud– se encarga de brindar: “En países descentralizados, los sentimientos de la población y la comunicación sobre los riesgos son elementos muy difíciles de manejar cuando además se está en procesos electorales intensos”. Un modo elegante de suavizar algo de lo que las autoridades nacionales hicieron mal para enfrentar la pandemia de gripe A H1N1: distrajeron tiempo y recursos que deberían haber estado dedicados a explicarles a las personas cómo protegerse del nuevo virus, en nombre de la pelea electoral.
Sin embargo, ese error no fue el más acentuado, según los expertos. Otros se ven con mayor claridad, simplemente contraponiendo lo hecho por México, el primer país que sufrió los embates de la influenza A H1N1, cuando todavía era absolutamente desconocida. Como parte de su discurso durante una reunión evaluatoria llevada a cabo en Cancún (México) y referida a lo que la influenza H1N1 está dejando hasta el momento, Roses detalló algunos aciertos: “Con esta experiencia quedó demostrado cuán necesarios son la negociación política y la coordinación efectiva entre distintos niveles y sectores, en el caso de los países federales y descentralizados. Era muy ejemplificador para el mundo ver al presidente de México encabezar las acciones con todo su gabinete, en el que cada miembro tenía un rol que jugar y una respuesta para dar”. Y es que la OMS “recomienda la descentralización, pero con concertación”, además de un “relevamiento constante de la comunicación del riesgo para reducir la reacción basada en el temor (que genera egoísmo, aislamiento), para pasar a una reacción positiva, abierta, solidaria y equitativa”.
Por si alguien no había escuchado, Roses redondeó la idea: “Ese es el gran desafío de la comunicación de riesgo, y es la que tenemos que llevar a la población: consultarla, hacerla partícipe, escucharla, incluyendo a las asociaciones civiles, al sector público y al sector privado”.
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