“Si una mujer trabaja de 9 a 19 no tiene muchos deseos de ser madre”, dijo una psicóloga a cargo de los talleres para individuos interesados en iniciar trámites de adopción del RUAGA (Registro Unico de aspirantes a guarda con fines Adoptivos e la Ciudad de Buenos Aires).
Nos miramos entre nosotros, incrédulos.
¿Habíamos escuchado bien? ¿Esta profesional trabajará menos horas? ¿Será madre? ¿El ejercicio de su profesión no le habrá permitido desarrollar sus “deseos de maternidad”?
¿Los deseos de paternidad se miden por el tiempo que uno trabaja o no?
Los padres naturales que trabajan en esos horarios -o, aún más, considerando la realidad que nos circunda- ¿no quieren a sus hijos?
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