Iconos inconfundibles de la Ciudad, los albergues transitorios buscan estrategias para resurgir de la crisis en la que se encuentran por la baja de clientes y la venta de terrenos para construcciones de edificios –se calcula que, en la última década, cerró un tercio del total de los que hay en la Ciudad de Buenos Aires– y proponen cambios en la normativa vigente desde el año 78. Entre estos se destacan la posibilidad del ingreso de parejas swingers, tríos y hasta la posibilidad de funcionar como espacios de descanso similares a los de un hotel de turismo tradicional por menos de 24 horas.
Con una rentabilidad casi nula, de acuerdo a lo que explican desde el sector, los albergues transitorios se encuentran sumergidos en un crisis marcada por los aumentos de tarifas, el ahogo impositivo y la ausencia de consumidores de este tipo de espacios. Factores que repercutieron fuerte en el rubro, en el que durante los últimos diez años cerraron unos cincuenta albergues y hoy, funcionan unos 140, que dan empleo a casi 2 mil personas.
Otro factor que golpeó fuerte fue el del avance inmobiliario. Esta situación, que tuvo su pico máximo a mediados de la década pasada, llevó a la venta de los grandes terrenos donde se erigían estos edificios para levantar torres o desarrollos inmobiliarios. “Todos estos factores se traducen en que la rentabilidad costo-beneficio no sea favorable. Si bien seguimos trabajando, la actividad cayó entre un 15 y 20% con el consiguiente aumento de la capacidad ociosa por metro cuadrado”, aseguró José Capelo, presidente de la Cámara de Propietarios de Alojamientos de la Ciudad de Buenos Aires.
Atento a estas motivos, Sergio Abrevaya, legislador porteño por el GEN, impulsa un proyecto de ley que buscar recategorizar la actividad con un marco legal acorde a los tiempos que corren, y en el que las libertades individuales juegan un papel preponderante. Según la norma vigente, estos espacios se habilitaban de manera precaria: se los consideraba “actividad no honorable y no útil”.
El proyecto de ley que impulsa Abrevaya busca también que se elimine la restricción de la cantidad de personas por habitaciones y que se amplíe la posibilidad de permitir el ingreso de una sola persona por menos de 24 horas sin la necesidad de tener que registrarse o anotarse, tal como sucede en cualquier hotel turístico.
Además, y con la finalidad de competirle a hoteles tradicionales, la futura iniciativa permitirá que los albergues hagan publicidad en vía pública y en medios de comunicación, y servicios de bar, entre otros. “Los albergues son como una especie de pyme que está distribuida en toda la Ciudad”, señaló Abrebaya a PERFIL. “Será una posibilidad de ampliar la prestación de sus servicios llegando al sector de viajantes, por ejemplo”.