La suba en los precios de los alimentos no dejan de ser noticia. Pero en el caso de los quesos, en particular, y de los lácteos, en general, suele ser un problema casi cotidiano para una dieta sana. Perfil.com consultó a vendedores de quesos, nutricionistas y especialistas en defensa al consumidor para conocer cuál es el aumento real en el último año, y cómo influye en los bolsillos y en la comida de los argentinos.
Según empresas conocidas por las ventas de quesos, de hace un año a esta parte, este producto aumentó entre un 10 y un 30 por ciento, según la variedad. Un tema que influye en la elección de los quesos a comprar, pero también en el consumo cotidiano.
Desde la empresa El palacio de los quesos SA, que elaboran quesos y venden en varias sucursales en La Plata, aseguraron que el precio de los quesos en general aumentó un 10 por ciento en promedio. Y señalan que esta tendencia depende mucho, sobre todo, de la suba en los precios de la leche. Mientras que en La casa del queso, gran negocio ubicado en avenida Corrientes al 3500 de la Ciudad de Buenos Aires, confirman que los precios llegaron a aumentar hasta un 30 por ciento en el último año.
Según fuentes de esta última empresa, el problema mayor es que los sueldos no aumentan al mismo ritmo que los precios, lo que obliga a los clientes cambiar sus preferencias en lo que a quesos se refiere. Según explican, los que más aumentaron son los quesos duros, pero al mismo tiempo son los que los clientes deciden no dejar de comprar. En cambio, los quesos blandos han dejado de ser predilectos.
Un relevamiento del Centro de Educación al Consumidor (CEC), en tanto, muestra cómo los lácteos en general han aumentado desde septiembre de 2010 a mayo de este año. Así, por ejemplo, destaca cómo la leche de primeras marcas aumentaron casi un 12 por ciento, mientras que las de segundas marcas alcanzaron un alza de 20 por ciento en los últimos ocho meses.
El efecto en la dieta. La doctora en el Área de Nutrición de la UBA Marina Torresani, también miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), confirmó que el aumento de los precios en los alimentos produce que en la compra se "espacíe o anule alimentos de consumo diario, para sólo comenzar a consumirlos de manera ocasional", lo que genera, como en el caso de los lácteos, "un desplazamientos de alimentos con determinado aporte nutritivo, muchas veces por otros que son de menor costo relativo pero con menor aporte nutricional".
"Los lácteos son un ejemplo de esta situación, observándose especialmente en los chicos el desplazamiento de la leche por las bebidas azucaradas del estilo de jugos comerciales y gaseosas que aportan sólo calorías vacías (es decir sin nutrientes o con muy poca cantidad de ellos)", asegura la especialista.
Señala además que es necesario tener en cuenta a la hora de comprar los alimentos, buscar aquellos productos donde se combine precio con "su valor nutricional", sobre todo en los lácteos, que son fundamentales "por ser fuente de proteínas de excelente calidad y calcio, indispensables para una adecuada salud ósea, especialmente en períodos críticos como son la etapa de crecimiento y la perimenopausia en la mujer".
"Dentro del grupo de lácteos se destaca la la leche, yogures, postres lácteos y quesos", señala la especialista. Y da algunas recomendaciones para evitar eliminar los productos lácteos de la dieta: "Tanto los yogures como los postres lácteos pueden elaborarse de forma casera, partiendo de la leche común que en suma es el alimento referente de este grupo; se puede además utilizar leche para enriquecer preparaciones como puré, polenta o salsa blanca; reservar el queso sólo para utilizar como condimento en preparaciones, donde sea necesario reforzar el aporte de calcio; consultar al profesional en nutrición quien lo guiará y enseñará a cubrir los nutrientes necesarios al menor precio posible".