Cita a la prensa en el Abasto como si fuese su casa. En los veinte metros que separan la entrada
del shopping del primer bar, seis adolescentes la frenan para pedirle una foto. Cumbio posa,
sonríe, reparte besos y desea suerte a sus “fans”.
—¿Fans de qué?
—De mi personalidad.
Lo dice sin jactancias: en Internet hay 180 páginas dedicadas a ella, y otras tantas en su
contra. Nada en comparación a los 110 mil usuarios que la tienen en favoritos, ni a las 17 millones
de visitas que ha recibido desde que su flog –un sitio especial para subir fotografías–
está online, hace menos de dos años.
Cumbio se llama Agustina Vivero, tiene 17 años y ni ella sabe muy bien por qué,
pero es la flogger más famosa del país y la líder natural de una tribu urbana que reina en la red.
Su popularidad estalló en diciembre del año pasado, cuando organizó la primera fiesta flogger
en una canchita de fútbol cerca de su casa. “Vinieron 300 personas, todo el mundo empezó a
hablar del encuentro y me convertí en un personaje”, resume Cumbio. Insistió en sacar los
vínculos de Internet a la calle y en la segunda fiesta llenó dos boliches a la vez, uno en Capital
y otro en el Conurbano.
Cada domingo convoca a las escalinatas del shopping Abasto: “Se arma una especie de
mini ciudad en la que todos nos conocemos de Internet”, define. Las peleas a las trompadas ya
los hicieron noticias en dos ocasiones, pero ella asegura que los floggers quedaron en medio de un
enfrentamiento entre barrios. “Ninguno de nosotros recibió siquiera un golpe, no tenemos nada
que ver”, se defiende ella, que llega a los encuentros acompañada por su mamá Fanny
“así ella se queda tranquila”.
Hija de un ama de casa y un padre “dueño de camiones”, asegura que lleva una vida
normal y admira a su hermano 13 años mayor, productor de
Policías en Acción.
Más información en la edición del domingo de Diario Perfil