La oferta gastronómica en Buenos Aires es enorme, por eso cada vez más los restaurantes buscan diferenciarse con una propuesta que cautive la atención de potenciales clientes. En esa línea entran los bares y restaurantes temáticos, con una carta basada casi exclusivamente en un ingrediente o producto.
Avocado Company ofrece a los “palta lovers” un espacio en el que esta es protagonista absoluta. Esta propuesta surgió cuando los amigos Lázaro Yair Alvarez y Matías Almara estaban de viaje por Europa. Buscaban una idea original y descubrieron que las “avocaderías” eran tendencia.
Un año después, aseguran que la propuesta basada en un único producto les funciona. “Permite focalizar la oferta. La gente busca más consumir experiencias y conceptos, ya no es más ir a comer afuera una milanesa a la napolitana”, explica Alvarez. “Y para eso la palta es genial. Es un producto flexible, con muchas propiedades”, agrega. En el menú hay opciones dulces como el cheesecake de palta y lima con frutos rojos, y un cóctel con whisky, té verde con jazmín y pulpa de palta.
Otro ejemplo de restaurantes temáticos es Sí, Pastrón, en la esquina de Arévalo y Cabrera, donde lo sirven en milanesa, empanadas y en megasándwiches. “El pastrón es típico de la gastronomía judía. Pero su base es carne, y en un país de supercarnívoros nos propusimos atravesar las costumbres y religiones. Nuestra meta es argentinizar el pastrón”, asegura convencido Sebastián Montero, uno de sus dueños.
Con respecto a apostar a un único producto como emblema, Montero se muestra satisfecho. “La especificidad hace a la excelencia. Te segmenta el público. Nosotros estamos a media cuadra de Cucina Paradiso. No vamos a competir con la pasta. Buscamos diferenciarnos. Al principio hay resistencia por lo desconocido, pero con el tiempo se instala”, comenta.
Sifón es la primera sodería en Chacarita. “Argentina es el segundo consumidor de soda en el mundo, después de Alemania. Por eso decidimos aprovechar este producto con tanta identidad nacional y darle una vuelta de tuerca”, explica Juan Manuel Boetti Bidegain, uno de sus dueños. Entre sus cócteles “sodeados” hay reversiones del gin-tonic, pero hecho con soda y lavanda y vino orgánico en jarra con soda.
Otro bar que nació en base a un trago específico es Invernadero, ubicado a los pies de la Biblioteca Nacional y cuya estrella es el gin-tonic tirado, elaborado para el bar, que se acompaña con su propia tónica artesanal. El trago se almacena en barriles y se sirve a través de canillas en copones con hielo y variedad de toppings de hierbas, frutos y pétalos de flores.