SOCIEDAD
Redes sociales

Del troleo a los deepfakes: cómo opera la violencia digital que afecta a mujeres y niñas

Acoso, exposición de datos privados y uso abusivo de inteligencia artificial configuran un escenario cada vez más hostil en internet. Organismos internacionales alertan sobre el crecimiento de la violencia digital y proponen herramientas para enfrentarla.

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Internet como espacio hostil: las cinco expresiones más frecuentes de violencia digital | Freepik

La violencia digital se convirtió en una de las expresiones de abuso que más creció en los últimos años y afecta de manera desproporcionada a mujeres, niñas y personas no conformes con su género. Desde el acoso sistemático en redes sociales hasta la manipulación de imágenes con inteligencia artificial, el hostigamiento en línea no solo vulnera derechos fundamentales, sino que también expulsa a muchas víctimas del espacio digital.

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Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), alrededor de seis mil millones de personas usan internet en el mundo. Sin embargo, ese acceso no es igual para todos: este año hubo unos 280 millones más de hombres que de mujeres conectados. Para ONU Mujeres, la brecha no es solo tecnológica, sino también de seguridad: estudios globales indican que hasta el 58% de las mujeres y niñas han sufrido algún tipo de violencia en línea, con consecuencias psicológicas, sociales y profesionales duraderas.

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A continuación, un repaso por las cinco formas de violencia digital más frecuentes, de acuerdo con organismos internacionales y especialistas, y las principales recomendaciones para reducir los riesgos.

1. Troleo

El troleo consiste en la publicación de mensajes ofensivos o provocadores con el objetivo de molestar, intimidar o generar una reacción emocional en la víctima. De acuerdo con el Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH), existen troles que atacan especialmente a figuras públicas para amplificar el abuso y otros que actúan motivados por el placer de causar daño.

Este tipo de violencia puede derivar en ansiedad, estrés crónico y baja autoestima. Los expertos coinciden en que responder suele intensificar el hostigamiento, ya que refuerza el comportamiento del agresor.

2. Doxing

El doxing implica la divulgación de información personal y privada —como direcciones, teléfonos o datos familiares— con fines intimidatorios. Sus efectos pueden trasladarse al mundo offline y derivar en amenazas, acoso físico o violencia directa.

En respuesta a este fenómeno, plataformas como Facebook e Instagram (Meta) prohibieron desde 2022 la publicación de direcciones particulares, incluso cuando esa información figure en registros públicos, siguiendo recomendaciones de su Junta de Supervisión para reforzar la protección de la privacidad.

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3. Deepfakes

Los deepfakes son contenidos audiovisuales creados o manipulados con inteligencia artificial para que parezcan reales. Aunque pueden tener usos legítimos, su aplicación en contextos de abuso es cada vez más frecuente, especialmente mediante la creación de imágenes o videos sexuales falsos sin consentimiento.

En el Reino Unido, la Ley de Seguridad en Línea de 2023 tipifica como delito compartir o amenazar con difundir imágenes íntimas, incluidas las generadas artificialmente. Legislaciones similares existen en países como Australia e Irlanda, mientras el debate avanza en otras regiones.

4. Grooming

El grooming es una forma de abuso dirigida principalmente a niños, niñas y adolescentes. Los agresores utilizan plataformas digitales para ganarse su confianza con el objetivo de explotarlos sexualmente, ya sea en línea o mediante encuentros presenciales.

Según organismos de protección infantil, este tipo de violencia puede provocar daños profundos y persistentes en la salud mental, como ansiedad, autolesiones, trastornos alimenticios e incluso conductas suicidas.

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5. Ciberacoso

El ciberacoso incluye conductas reiteradas de hostigamiento en redes sociales, servicios de mensajería, videojuegos y otros entornos digitales. Puede provenir tanto de personas conocidas como de desconocidos y, en muchos casos, se desarrolla de manera paralela al acoso fuera de internet.

Estudios citados por la ONU indican que las mujeres tienen hasta 27 veces más probabilidades de sufrir acoso en línea que los hombres y que el 92% de las víctimas afirma que este tipo de violencia afecta negativamente su bienestar.

Cómo protegerse en el entorno digital

Si bien la erradicación de la violencia digital requiere políticas públicas y responsabilidad por parte de las empresas tecnológicas, ONU Mujeres recomienda algunas medidas de autoprotección:

- Pensar dos veces antes de publicar contenido personal: lo que se comparte puede permanecer en línea indefinidamente.

- Limitar la información sensible, como direcciones o números de teléfono.

- Solicitar a familiares y amistades que no difundan datos personales.

- Revisar y ajustar la configuración de privacidad en redes sociales.

- Desactivar la geolocalización en aplicaciones y plataformas.

- Denunciar cuentas sospechosas, amenazantes o abusivas.

LV / EM