¿Sabías que el 90% de los líderes más efectivos destacan por su alta inteligencia emocional? En tiempos de cambio vertiginoso, esta capacidad se volvió más que una ventaja: es el corazón mismo del liderazgo moderno.
Un informe de Harvard Business Review reveló que el 58% del rendimiento profesional está directamente relacionado con habilidades emocionales como la empatía, la autogestión y la escucha activa. Ya no alcanza con saber. Ni siquiera con hacer. Hoy, liderar implica saber ser: conectar con uno mismo, comprender lo que le pasa al otro y actuar con conciencia, incluso en medio de la presión.
Porque cuando un líder no gestiona sus emociones, las emociones terminan gestionando al equipo.
La empatía, la regulación emocional, la motivación y la capacidad de resolver conflictos de manera madura no son "blandos". Son las competencias más duras del liderazgo actual. Las que marcan la diferencia entre equipos que simplemente funcionan y equipos que crecen, aprenden y se adaptan.
En contextos organizacionales donde todo cambia —procesos, estructuras, prioridades— lo único constante es la persona que lidera. Y si esa persona no se transforma, no hay transformación que prospere.
¿Por dónde empezar?
Acá van 3 claves simples y poderosas para desarrollar tu inteligencia emocional como líder:
- Observate antes de reaccionar: registrá qué sentís en situaciones críticas. Nombrar la emoción es el primer paso para gestionarla.
- Escuchá sin preparar la respuesta: la escucha activa es una habilidad que transforma la calidad de cualquier vínculo.
- Diferenciá problema de persona: cuando aprendés a discutir ideas sin atacar identidades, ganás autoridad y respeto.
El liderazgo emocional no es innato, se aprende y se practica. Y empieza por una decisión: dejar de liderar en piloto automático.
Verónica Dobronich, fundadora de Hub de Emociones, lidera este espacio con la convicción de que el bienestar emocional es clave para la vida y el [email protected] / +5491167479559