El “cementerio de cenizas” es un predio de cuatro hectáreas que funciona como basural, a diez kilómetros del centro de Junín de los Andes. Allí los camiones depositan el material volcánico en una gran olla, para luego taparlo con tierra. Según explican desde Emergencias, “no hay tiempo para buscar otro lugar donde depositar la ceniza, en especial por el impacto ambiental que provoca”.
En esa zona de la Patagonia un equipo de 600 personas conformado por miembros del ejército, policía, empleados municipales y bomberos, trabaja incansablemente para limpiar la ceniza volcánica ocasionada por las erupciones del Calbuco. Hasta el momento, levantan hasta una tonelada por día.
“Los vecinos saben que tienen que barrer, es la única posibilidad de juntar la ceniza. No se recomienda tirarle agua, porque se convierte en un cemento que afecta los desagües, como ocurrió en 2011”, explica a PERFIL Horacio Alonso, jefe del Comité de Emergencia de Junín de los Andes, la ciudad más afectada por la lluvia de cenizas. Según indica, la limpieza total de esa zona y localidades vecinas puede llevar cerca de 45 días, y más aún si el volcán vuelve a erupcionar en las próximas semanas.
En 2011, los restos del volcán Puyehue ocasionaron grandes problemas en la Patagonia. Por eso, el Comité busca actuar rápidamente: unos sesenta camiones, además de maquinaria vial y del Ejército, se encargan de recolectar el material volcánico del casco urbano y las zonas rurales, para luego transportarlo al vertedero.
“La situación de la ceniza es mucho menos grave comparada a la del Puyehue. De todos modos, la recomendación es usar barbijo, porque el polvillo volcánico es muy volátil y pasa rápidamente a los pulmones”, señala el meteorólogo Enzo Campetella.
Al momento, el equipo se ocupa de retirar las cenizas acumuladas en las calles, escuelas y árboles, en Junín y zonas cercanas como San Martín de los Andes. Según los brigadistas, desde el domingo pasado se recolectaron alrededor de cuatro toneladas, y aún falta más de la mitad.