SOCIEDAD
Abuso de poder

El arzobispo de Salta fue acusado de violencia de género por las monjas del convento San Bernardo

Ante esto la Justicia le impuso una orden de restricción perimetral al religioso y lo citó a una audiencia el próximo 3 de mayo. Las integrantes de las Carmelitas Descalzas sostienen que vivieron agresiones físicas y verbales.

Arzobispo de Salta Mario Antonio Cargnello
Arzobispo de Salta Mario Antonio Cargnello | twitter

El arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, fue acusado de violencia de género ante la justicia por tres monjas del convento San Bernardo de las Carmelitas Descalzas de esa provincia. Ellas aseguran vivir un calvario de agresiones físicas y psíquicas durante los últimos 20 años, según transmitió su abogada. Por esta razón la justicia le prohibió al Monseñor acercarse a la residencia de las hermanas y el próximo 3 de mayo deberá presentarse a una audiencia.

En el convento de la calle Caseros, en el centro de Salta y residen 18 monjas y la abogada de las denunciantes, Claudia Zerda Lamas, contó que estas mujeres viven situaciones de violencia desde 1999, por lo que finalmente la madre superiora resolvió hacer la denuncia. "Ellas estaban paralizadas del miedo y es literal", lamentó la letrada a El Tribuno.

Arzobispo de Salta Mario Antonio Cargnello

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La denuncia fue radicada la semana pasada en la Oficina de Violencia Familiar y de Género de la justicia salteña y quedó a cargo de María Carolina Cáceres Moreno. La carátula de la causa indica: "Monasterio San Bernardo de Carmelitas Descalzas contra Cargnello, Mario Antonio; De Elizalde Martín, por violencia de género”.

A los acusados se les prohibió el acercamiento a 300 metros del Convento San Bernardo, se ordenó una custodia policial y se fijó audiencia judicial para el 3 de mayo. 

Paralelamente las autoridades religiosas también intervendrían, sin embargo la abogada señaló que no avanzaron correctamente, y que uno de los acusados, Martín Elizalde, fue el encargado de realizar una “visita apostólica” y que "fue una visita difícil, donde las monjas han sentido que se ha querido romper su juicio, que han querido minimizar la situación de violencia que viven”.

Actualmente, con la orden de restricción las monjas están “más tranquilas" y, según Zerda Lamas, era necesaria para "preservar su integridad física y psíquica, que estaba en peligro". 

RB/fl