El Barrio Oriental porteño, situado fundamentalmente en la calle Arribeños al 2000, a metros de Libertador, es una caja de sorpresas a la hora de pasear y también festejar el comienzo de un nuevo año: desde patas de gallina disecadas a verduras impensables, pasando por el sake, las placas de algas, el té rojo y los discos de arroz, nada habitual podrá adquirirse allí.
En una de sus galerías hay una casa de alquiler de "mangas" (versión china de las historietas) y varios videoclubes que proveen películas producidas mayormente en Taiwan, que rara vez poseen traducción al inglés. Por supuesto, en los televisores se sintonizan preferentemente canales orientales en TV satelital.
Los supermercados ofrecen productos internacionales junto a los típicos de la gastronomía oriental: tés de todos los colores y gustos, leche de soja, mucho jengibre, queso tofú, botellas de sake, vino de arroz y verduras rarísimas, que los chinos producen en la Argentina a partir de semillas importadas de su país.
Sobre los escaparates es común ver docenas de pulpos disecados, esperando una mano amable que los meta en agua, igual que las patas de gallina (que los occidentales tiran, pero que para los chinos es el mejor de los chupetines) y las algas.
La recorrida por el barrio oriental permite observar un instituto cultural de idiomas, un templo budista, una farmacia y herboristería china y varios restaurantes, bares, casa de té, almacenes, bazares y supermercados.
La primera comunidad en instalarse en esa zona del barrio de Belgrano fue la taiwanesa, que hoy convive con chinos continentales, japoneses, coreanos, tailandeses y vietnamitas.
Por el año 2005 existió un proyecto de ley para denominar, a los efectos turísticos y promocionales, como "Barrio Chino" a esa zona delimitada por Arribeños, Monroe, Juramento y Libertador, pero debido a que allí conviven otros pueblos, hoy se prefiere llamarlo "Barrio Oriental".
Fuente: Télam