El 28 de este mes abre sus puertas el Centro de Exposiciones y Convenciones (CEC), una obra por la que la Ciudad desembolsó en total unos $ 804 millones –el presupuesto inicial proyectado era de $ 313 millones (ver aparte)– y que generó una fuerte polémica por el canon que se cobrará. Si bien el importe mensual de la concesión establecido por ley es de $ 1.411.000, la oposición sostiene que, durante el primer año de gestión privada, podrían ingresar a las arcas porteñas sólo $ 176 mil, el 12,5% del monto total establecido.
Según la licitación, recién a partir del quinto año de gestión el holding pagará a la Ciudad la totalidad del canon establecido. En los cuatro años anteriores, la empresa concesionaria pagará importes que van desde el 25% al 80% de ese total.
Sin embargo, la cifra a recaudar por el tesoro porteño aún podría ser menor: el Gobierno contempló la posibilidad de reducir hasta un 50% ese importe. ¿La razón? Los inconvenientes que ocasionaría al centro de convenciones la construcción de la nueva traza de la autopista Illia, que se erigirá a menos de cien metros de la entrada posterior del CEC. Si esto se aplica, el concesionario podría llegar a pagar sólo $ 176.375 mensuales durante el primer año de uso del moderno edificio de Recoleta. La licitación fue adjudicada a una unión transitoria de empresas (UTE) encabezada por IRSA y compuesta por La Rural SA, OFC SRL, Ogden Argentina y Entretenimientos Universal Argentina SA por quince años.
“No hay ninguna razón para que se le reduzca el canon al concesionario, más aún cuando es la Ciudad la que pagó la obra”, aseguró a PERFIL Inés Gorbea, presidenta del bloque Evolución. “No se puede permitir que se cobren cánones irrisorios. A los comerciantes que les construyeron frente a su negocios el Metrobus o los pasos bajo nivel no se los benefició con una reducción de impuestos similar”, agregó la diputada porteña. Esta no es la primera vez que se cuestionan los cánones que cobra la Ciudad en materia de concesiones. La más significativa de ellas es la del Buenos Aires Design, que también es administrada por el holding IRSA.
Por su parte, desde el Ente de Turismo porteño, responsable de gerenciar la licitación del predio, aseguraron que la reducción tiene que ver con la puesta a punto del lugar. “Entregamos el edificio vacío. El concesionario deberá reacondicionarlo en materia de alfombras, sonido, imagen, acústica e iluminación, lo cual representa una fuerte erogación. Además, cuando se inaugura un centro así hay pocas posibilidades de obtener un congreso rápido. Definir una convención puede llevar hasta cinco años de negociaciones”, afirmó Gonzalo Robredo, gerente ejecutivo del Entur. Según el funcionario, el grupo deberá invertir en el CEC cerca de $ 50 millones.
Para acceder a la reducción del 50%, “el concesionario deberá demostrar cómo la obra afectó al desarrollo del CEC y por cuánto tiempo. No será por un tiempo fijo ni un porcentaje permanente”, agregó.
Diseño de avanzada
El Centro de Convenciones recibirá por primera vez la Expo Smart Cities, organizada por la Ciudad, que se realizará simultáneamente en Buenos Aires y Tokio entre el 28 y 30 de septiembre. La estructura de casi 20 mil metros cuadrados, pensada para recibir unas 5.500 personas, se encuentra terminada. Sólo restan algunos detalles mínimos de la obra, que fue desarrollada por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, ejecutada por la empresa Criba y diseñada por el estudio de arquitectura de Edgardo Minond. La estructura edilicia se destacó tanto por sus volúmenes edilicios bajo nivel, como por no generar un impacto negativo en el paisaje de la zona. Su interior se distingue por la amplitud de los espacios comunes.
El acceso peatonal al CEC es por la Av. Figueroa Alcorta a través de rampas y escaleras que desembocan en el “corazón” del edificio, el foyer, o área pública, de unos 2.200 m². La entrada de vehículos y combis será por la calle Facundo Quiroga.