Cincuenta de los 80 años de vida que cumple este 31 de agosto Alberto Cormillot, se los dedicó a la medicina, más precisamente a la nutrición. Reconocido por su trayectoria y su compromiso con la profesión, desde hace poco más de una década descubrió un nuevo pasatiempo: el baile. Sin miedo al "qué dirán", se sube al escenario y disfruta. Es por eso que con motivo de la celebración de su natalicio, decidió hacer una función en el Teatro Astral . “El 5 de septiembre celebro los años vividos y pedaleo los que están por venir. Para hacerlo preparamos un show de tap, jazz, tango, pop, danza aérea y folclore fusión. Si sale bien ¡te encantará!” reza la invitación al evento, la cual fue repartida a sus amigos y círculo más íntimo. Además, deja entrever en su perfil de Twitter algunos de los ensayos de la función que brindará.
Antes del gran día, Cormillot habló con Perfil sobre el espectáculo, la importancia de su familia; la comodidad que siente en la radio y el regreso a la televisión de su clásico programa Cuestión de Peso.
—¿Por qué festejar los 80 años con una función privada de baile?
—Cuando cumplí 70 hice la primera muestra en un salón de fiestas y como esa me gustó hice una al año siguiente y así, en estos últimos diez años, hice siete espectáculos. Este de ahora se llama ‘Ochentap’, tap porque es lo primero que aprendí, pero va a tener tap fusión; un pericón; tango; tango aéreo y más.
—¿Cuándo empezó a practicar danza aérea?
—Fuerte, el año pasado. Había hecho un poco hacía un tiempo y después paré. Hago todas las formas de aéreo, en pared del centro, con arnés y en bungie. La primera vez que lo hice, pegué una vuelta sobre mí mismo y estuve con mareos y náuseas durante 24 horas. Pero hoy en día, he dado hasta 15 vueltas con la cabeza.
—Comparte su hobby de bailar con algunos miembros de la familia ¿Este espectáculo cuenta con la participación de alguno?
—Mis nietas, las gemelas de 18 años y la más chica de 8, son una parte muy importante del espectáculo porque tienen varios números, son eximias bailarinas. Y mi hijo participa de una filmación que hicimos con un drone en una fábrica abandonada en Pilar, la cual se verá en el espectáculo. Será un show con 35 personas en escena, todas con cambios de vestuario, digno de calle Corrientes; el único que puede desentonar ahí soy yo pero el resto son todos buenos, pero como soy el cumpleañero ahí me perdonan. La gente no espera que yo sea ‘el gran bailarín’. El espectáculo tiene mucho humor porque yo me río de mí mismo; hay todo un segmento en que yo me río de mis manías las cuales las cuenta mi compañero Sergio Verón.
—Se tratará de un festejo privado en un teatro, ¿por qué no hacerlo para el público también?
—Será para amigos y para gente vinculada con la clínica, el hospital, la universidad; con la gente de ALCO (Asociación de Lucha Contra la Obesidad); y con todos los que forman parte de mis actividades. Es el primer cunpleaños en donde no está la madre de mis hijos (Monika Arbogast, fallecida el 2 de septiembre de 2017), entonces no quería hacer una fiesta, sino esta presentación y una cena familiar con mis hijos y nietos y poder celebrar.
—¿Qué rol juega el baile en su vida?
—Los ensayos de baile son como meterse en otro mundo, yo veo a los bailarines y a mis propias nietas y es admirable lo que hacen. Es una disciplina que admito aunque nunca me va a salir, yo empecé a bailar a los 69. Aprender no es divertido, es más bien satisfactorio.
—¿Cómo se llega con tanta vitalidad a cumplir las ocho décadas de vida?
—No tengo una respuesta pero hago una vida muy sana. Cumplo todo lo que digo con respecto al alcohol; el cigarrillo; la actividad física; el peso y la comida y el sueño, aunque duermo poco porque me levanto a las 4 de la mañana, pero a las 21:30 ya tengo la cabeza sobre la almohada. Creo que tengo una buena carga genética, además hay un poco de suerte. Yo tuve dos veces cáncer, de hígado y de colon, y esto no tenía nada que ver con mi estilo de vida; pero me recuperé pronto. Creo que lo que tengo es un gran entusiasmo y una gran curiosidad por aprender. Siempre digo que en la vida hago todo lo que quiero, pero además quiero todo lo que hago. Lo que hago lo hago con amor y con ganas. Respecto a la vitalidad es más bien un modelo porque mi viejo vivió 95 años y trabajó hasta el último día de su vida. Mi mamá llegó a los 85. El modelo que yo tengo es de acción, de laburar y de estar al servicio porque la medicina es eso, estar al servicio de la gente.
—¿Qué siente cuando se cruza en la calle y la gente le dice 'por usted bajé de peso' ?
—En los últimos años, no sé si desde que me enfermé, pero algo cambió. La gente me dice 'doctor, que Dios lo bendiga'; y eso es como un saludo raro. También me pasa que cambió el perfil de la gente que se me acerca porque antes venía una mujer y le pedía a su esposo que nos sacara una foto y ahora desde que estoy con Longobardi en la radio, me para el hombre y le dice a la mujer que nos saque la foto. Se ha repartido el tema.
—¿Qué siente que le falta hacer en la vida?
—Cuando hiciste muchas cosas en la vida, sentís que tenés que mejorar lo que hiciste. Cuando uno ve de afuera puede pensar 'este tipo hizo muchas cosas', pero yo conozco las necesidades de las cosas que elijo hacer. Tengo como asignatura pendiente volver a escribir ficción, hace muchos años escribí un libro sobre la vida de Jesús, fue un libro bueno que se vendió bien y tuve un maestro como Dalmiro Sáenz y aprender con él era un verdadero lujo. Ahora estoy escribiendo tres libros, uno de ellos es una autobiografía.
—¿Qué mensaje le deja a aquellos que sienten que no pueden hacer algo particular?
—Siempre me hago la pregunta '¿qué edad tendrías si no supieras la edad que tenés?', y cuando me hago esa pregunta respondo 'qué sé yo'. Yo sé que tengo arrugas y he tenido enfermedades que son de gente grande, pero cuando me veo colgado en un arnés con gente de 25 años durante un ensayo de cuatro horas, eso me confunde y me pregunto ¿qué hago acá?¿cuántos años tengo?. Por eso sigo laburando, me levanto a las 4 de la mañana y la gente me pregunta cómo hago. No me sorprende lo que hago y no me compro el personaje, porque Cormillot es un personaje para afuera que es bueno en su especialidad y que puede comunicar, pero yo soy un tipo de a pie. Uno tiene que ser siempre alumno y no comprarse el personaje.
Radio. Entre la serie de actividades diarias que realiza, Cormillot forma parte del staff de Cada Mañana, emitido por Radio Mitre. "Estoy en un programa que es Fórmula 1, el programa de Longobardi. Ahí entro a las 5:15 y me voy a las 9:30 y es algo que me da mucha satisfacción", resume. "Ahí hago personajes divertidos y la gente lo celebra mucho. No me hago el gracioso sino que hago un personaje serio que dice disparates", explica. "En la radio tengo libertad para hacer lo que se me ocurra. Nunca me dijeron nada. He hecho personajes políticos cuando el kirchnerismo estaba en el poder y yo decía barbaridades pero en una sátira, entonces no era yo, era un personaje, pero salían editoriales muy duros. La radio es el trabajo de los medios que más satisfacción me ha dado por la libertad que tengo, por la popularidad del programa y por los compañeros que tengo que son de primera. Se ha armado un equipo con el que da gusto laburar", agregó.
Televisión. Asimismo, este año vuelve con su clásico programa Cuestión de Peso, el cuál será emitido por Net Tv, el primer canal abierto digital, propiedad de Perfil Network. "Será una edición distinta porque cambió el mundo y la visión de cómo se pueden tratar estos temas, el código de cómo se muestran los problemas. El conductor será Mariano Peluffo; la parte médica la haremos nosotros. Lo que más va a tener el programa será mucho más terapéutico, pero también habrá reality, pero la idea es darle una tónica distinta", adelantó Cormillot.