“Estoy muy mal, estamos muy angustiados. Ahora no quiero hablar de nada”. El dolor de Adriana Paz se refleja en la cara. Desde el Hospital de San Isidro, donde están internados su esposo, Baby Etchecopar y su hijo Federico, la mujer salió a tomar aire y alcanzó a pronunciar esas palabras a PERFIL. Aferrada a la religión, lleva dos rosarios colgados del cuello y espera la pronta recuperación de su hijo, aún en terapia.
Ayer por la tarde, María Paz, embarazada de cinco meses, salió de su casa para visitar a su padre y a su hermano. Lo hizo en compañía de su novio Diego. “La familia está destrozada, le va a costar muchísimo salir de esta situación”, confiesa a este diario el abogado de los Etchecopar, Agustín Rodríguez.
El letrado, que es amigo de la familia desde hace más de treinta años, relató a PERFIL el dramático momento que atravesaron Baby, su esposa, su hija, su hijo y la novia, en la casa de la calle Francia 135, San Isidro.
Eran casi las 22 del lunes pasado. La presencia de un Ford Galaxy estacionado en la puerta, no le llamó la atención al conductor. Baby ingresó a su domicilio y fue directo a la cocina. Quería cenar antes de irse a la radio. Todo parecía normal.
Ni siquiera intuyó que Adriana, María Paz, Federico y su novia Noel, estaban en la habitación matrimonial de la planta alta. Habían sido secuestrados por Alejandro Morilla y Lucas Vázquez, dos de los delincuentes. Mientras, Horacio Barreto yacía escondido en living, oficiando de “campana”.
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