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El fin de la Cárcel de Devoto, un “zoológico” humano en plena Buenos Aires

Demolerán uno de los lugares más sórdidos de la Ciudad. Uno de sus huéspedes contó como es vivir en ese “infierno”.

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La cárcel abrió sus puertas en 1927. | Cedoc

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires oficializará este lunes el traslado del penal de Devoto, la única cárcel que funciona en la capital argentina, al complejo penitenciario de Marcos Paz. El anuncio será hecho en la cárcel por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano. El predio de la cárcel será reciclado por completo y estará destinado, según las autoridades porteñas “a generar más espacios públicos en la Ciudad”.

Este establecimiento penitenciario fue inaugurado en 1927 y está a cargo del Servicio Penitenciario Federal desde hace seis décadas. La cárcel fue escenario de historias cargadas de violencia, sangre y muerte y duante décadas los vecinos protestaron pidiendo su traslado. Se informó que “el 65% del terreno liberado va a usarse para la creación de espacios públicos, mientras que el 35% restante será utilizado para la construcción de viviendas".

Allí tuvieron lugar dos de los motines carcelarios más trágicos de la historia argentina, como el de marzo de 1978, cuando murieron 61 presos y 85 quedaron heridos debido a la quema de colchones y las balas. Unos veinte años antes una pelea entre internos que quisieron encubrir un intento de fuga ocasionó un motín en el que murieron 11 presos y 9 guardiacárceles. Durante la última dictadura militar, la cárcel de Devoto funcionó como centro clandestino de detención y torturas y los organismos de Derechos Humanos aseguran que 1.200 personas fueron encarceladas ilegalmente allí.

El Penal de Devoto es una cárcel de “encausados” donde la mayoría de sus alojados no tienen una sentencia firme. Uno de sus huéspedes más “brillantes” fue Paul Howard Frampton, físico teórico británico cuyo nombre fue favorito al Premio Nobel, que en enero de 2012 fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza con una valija que contenía más de dos kilos de cocaína aunque siempre aseguró que había sido víctima del engaño de una chica a la que había conocido por Internet.

De regreso al Reino Unido, y con el objetivo de publicitar el libro en el que cuenta su versión de los hechos, Howard Frampton cuenta cómo transcurrieron sus días en Devoto, una cárcel en la que los trataban “como animales en un zoológico”, y hasta revela que fue testigo del asesinato. También asegura que salvó su vida porque estuvo bajo la protección de un narcotraficante.

“Había cientos de cucarachas trepando las paredes, relata el físico.Para ir al baño teníamos que usar un agujero en el suelo y en mi sector sólo había dos duchas para los 80 hombres que había en mi pabellón. Honestamente puedo decir que casi me mata. Yo creo que habría muerto si no me hubieran dejado salir cuando lo hicieron", aseguró Frampton, que pasó nueve meses allí.

"Hubo mucha violencia”, recordó. “Vi a un hombre asesinado a pocos metros de mí. El atacante fue directamente al cuello, cortó la arteria carótida y casi lo decapita . Había sangre por todas partes , el hombre se desplomó y murió instantáneamente en el lugar. Yo estaba en shock . El asesino fue restringido y nunca más lo volví a ver”. “Siempre existía la amenaza de la violencia en la cárcel, pero ese fue el único asesinato que vi", admitió el científico.