Durante siglos hemos cuidado un cofre donde guardamos nuestro tesoro más preciado: la intimidad. Nos preocupamos seriamente si nos espían y reclamamos nuestra privacidad.
Sin embargo, al mismo tiempo cedemos voluntariamente nuestros pensamientos, imágenes y videos al mundo. Selfies, tuits o post en Instagram, da igual. La intimidad ha muerto. O más interesante aún, se ha transformado en un nuevo concepto denominado “extimidad”.
La extimidad es usar a los demás de espejos. Cuando una vedette sube una foto no le interesa elegir contarle a alguien como se siente, busca verse en el brillo de los espejos virtuales. Ver el rebote, la repercusión. Los artículos en los diarios y los retuits.
El Piloto le dice a Xipolitakis “eso no va a salir en ningún lado, ¿no?”; lo dice desde el siglo XX. Desde un mundo donde la intimidad era posible. Vicky vive en un mundo éxtimo. Es su propia marca, agente de prensa y libretista. Le dio una lección moderna a los tripulantes: si existe, se publica.
Todavía nos escandalizaremos un tiempo más, cuidando el cofre donde creemos guardar nuestros secretos pero un día más temprano que tarde, lo abriremos para descubrir que adentro no hay nada: todo lo que era sólido se desvaneció en el aire y se subió a las redes.
* Director creativo de @EsViral. @foier.
