El golpe armado en Los Lagartos de Pilar es el ejemplo más claro y cercano de las grietas que existen en la seguridad en muchos countries y barrios cerrados. Los tres delincuentes que el martes pasado tomaron rehenes y robaron en tres casas del barrio, entraron y salieron aprovechando las ventajas que tienen los propietarios. Con la clave de identificación de un socio (PIN) evitaron el control riguroso que los guardias ejercen sobre las visitas y los proveedores, dejando en ridículo a todos los empleados de seguridad que trabajaban en el predio.
El asalto en Los Lagartos no es el primero que sucede con autores que simulan ser propietarios para evitar el control en el retén de acceso. El año pasado hubo casos similares en Highland Park de Pilar y Nordelta de Tigre. En este último, el hijo de un propietario fue detenido acusado de ser el nexo con los delincuentes que habían entrado a robar.
La repetición de casos en los últimos años motivó cambios en algunos barrios, donde decidieron instalar dispositivos en los accesos con huellas dactilares o tarjetas que aceleran el trámite de ingreso y permiten al guardia reconocer por imágenes al socio que entra en su vehículo al country.
“El control a los propietarios no lo van a poder cambiar porque son los dueños los que pagan la seguridad y ellos no quieren que los controlen. El problema grave que existe en los mayoría de los countries ocurre en verano cuando los dueños alquilan sus domicilios sin evaluar a quien se lo están cediendo”, cuenta a PERFIL Raúl Chiaramonte, asesor de seguridad del Grupo Mirage.
“Los socios se resisten a las demoras -amplía- que implicaría un control exhaustivo como el que se hace con visitas y proveedores. Para ahorrar tiempo habría que duplicar o triplicar el personal y eso tiene un costo que muchos countries no pueden afrontar”.
Según el especialista, “la gran mayoría de los robos tiene que ver con los inquilinos”. “Los consejos directivos deben replantearse a los que alquilan la unidad funcional pidiendo antecedentes, no dándole atribuciones para poder ingresar visitas”, destaca a este diario.
Para Eric Natusch, asesor de seguridad y titular de la consultoría Protegat, la principal falencia que presentan los countries tiene que ver con “la problemática interna”. “Ya no existe más eso de dejar la puerta abierta porque los robos perimetrales no son tan continuos como los robos internos”, dice.
Natusch refiere que no se controla a los propietarios porque eso genera “molestia”. “Lo que se busca es un método de identificación más eficaz, como el sistema de tarjeta con un software que muestra en pantalla el rostro del socio”, asegura. También destaca los problemas que generaron los inquilinos. “Para evitar problemas, en algunos countries una comisión de socios evalúa y autoriza el ingreso de un vecino temporario”, revela.
Eduardo Capelo, presidente de Prosistec, cuenta a PERFIL que en algunos countries se implentó un sistema de identificación por huellas dactilares que evita el ingreso de extraños como ocurrió en Los Lagartos. “En el San Diego, por ejemplo, se instaló un ingreso para propietarios con huellas. De esta forma se garantiza que el que ingresa vive en el barrio”, asegura.
Otra tendencia en alza en los countries es la instalación de alarmas y cámaras privadas, una muestra más del fin de la burbuja de seguridad