"Mi desafío pasa por hacer cocina de Occidente fuera de Japón”, afirma
Takehiro Ohno, chef de DoDo Club, quien llegó a la Argentina hace una década, luego de pasar por
reconocidas cocinas de su país y de España. Nacido hace 41 años en la isla de Hokkaido, aprendió de
su madre las técnicas milenarias de las cocinas japonesa y china.
“Mi sueño de ser chef comenzó a los 7 años”, dice. Y la memoria se le instala en
la mirada, como si volviera a entrar en aquella pastelería alemana donde trabajaba su madre. El
niño observaba, ayudaba, anhelaba ser algún día un cocinero profesional. “Mi padre, que era
director de la cadena de hoteles Yamaha Resort, me aconsejó que estudiara la carrera de
nutricionista”, continúa Ohno. Pero él quería ser un experto en cocina francesa, como el
elegante chef Muraki, íntimo amigo de su padre. Por eso, apenas terminó la universidad viajó a
Osaka -ciudad gastronómica por excelencia- para estudiar cocina al tiempo que se ganaba la vida
como bachero en el restaurante Sakake Sushi.
“Y
el sueño del chef francés lo descarté cuando conocí al profesor de cocina
española, el señor Manada.Entonces, el deseo fue viajar a España. Pero antes debía ganar
experiencia y algún dinero: “Trabajé en el restaurante Vascu (en Hakodate), junto al chef
Koji Fukaya, que había sido compañero de Karlos Arguiñano. Su filosofía era que debíamos cocinar
sin máquinas y saber hacer de todo; el día libre nos llevaba a pescar o a juntar setas y nos enseñó
a elaborar el jamón serrano con patas de cerdo japonés”, apunta Ohno.
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