Gustavo Carrara es el referente de la villa 1-11-14. El cura reconoce que la presencia de Gendarmería ayudó a “pacificar” el barrio y que sería “contraproducente” retirarla del lugar. Pero al mismo tiempo pide una presencia “inteligente” del Estado.
“Desde que llegó Gendarmería a nuestro barrio a fines del 2011 ha hecho un trabajo realmente bueno. Su presencia es importante para que los vecinos puedan salir a trabajar tranquilos y para que las organizaciones, y la misma Iglesia, podamos desarrollar sin demasiados problemas las actividades para el bien del barrio. Aunque aún hay muchos temas a resolver, pero en líneas generales el barrio se ha pacificado bastante”, cuenta el padre Gustavo a PERFIL. Por eso alerta que “sacar a Gendarmería sería contraproducente”, porque “no veo a otra fuerza con la preparación adecuada, para acompañar mejor a nuestro barrio”.
Pero destaca que la única presencia fuerte no puede ser la de esta fuerza federal. “El Estado tiene que estar más presente. Los barrios populosos como la Villa del Bajo Flores necesitan una presencia inteligente del Estado, que ayude a que la gente viva bien. No olvidemos que casi la mitad de los habitantes de las villas de la Ciudad es menor de 17 años. Por consiguiente esa multitud de chicos necesitan oportunidades muy concretas de despertar sus potencialidades, de crecer, de desarrollarse”.
Por otro lado, Carrara critica las coberturas mediáticas que estigmatiza a la gente de la villa. “A veces se escucha frente a la cobertura de un hecho de inseguridad la pregunta: ‘¿Hay alguna villa cerca?’. Se asocia sin más a las personas que sufren la pobreza con el delito. Pero no tendríamos que olvidarnos que inseguridad también es no saber dónde se va a vivir dentro de unas semanas; o cuándo se va a lograr un trabajo estable o dónde van a ir los hijos a la escuela; o depender de un comedor comunitario para comer”.