SOCIEDAD

Gisela Marziotta: "Hay un bastardeo de la palabra progre"

Su último libro promete polémicas en todos los frentes. Qué dice y de quién habla.

La periodista Gisela Marziotta no tiene pelos en la lengua.
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Es una gran provocadora: acaba de publicar “Nueve meses sin censura”, un libro contra el mito de que el embarazo es un “cuento rosa”. También postula que el primer y el tercer trimestre de gestación ninguna embarazada debería trabajar y que habría que extender la licencia por maternidad. Por otro lado, cuenta públicamente que abortó.

Tampoco tiene reparos en decir al aire que Florencia de la V tiene pene y es un señor. Menos, en asegurar que ya es hora de quitarle la palabra “periodismo” al autodenominado “periodismo militante”. Gisela Marziotta apunta y tira.

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- Noticias: ¿Cuándo se dio cuenta de que podía capitalizar la experiencia de su embarazo?

- Gisela Marziotta: Durante el embarazo mismo. Yo tenía una idea muy rosa, muy edulcorada, como que era la plenitud y me encontré con que no era tan así. Pensé que podría servirles a otras mujeres para no sentirse culpables cuando no están tan copadas con lo que les está pasando… No sabía que en un momento ¡necesitás que te pongan las medias! Una mina que es independiente, que vive sola desde los 20 años…

- Perder autonomía es una gran amenaza, ¿cierto?

- Marziotta: Me parece que estamos muy conectadas con el afuera y la maternidad te conecta con el adentro y con lo real y verdaderamente importante. Cambiás prioridades, esa agenda que uno manejaba, quizás no era tan importante.

- También da testimonio de haber abortado, ¿nunca le dio pudor contar esa decisión tan íntima?

- No, al contrario. Me parece muy importante porque eso marca la diferencia entre los que podemos pagar un aborto y la gente que no. El aborto primero se tiene que despenalizar y después pasar a la legalización. Tenemos que ir terminando de a poco con la hipocresía de la sociedad. Es horrible tener que abortar, es espantoso llegar a esa situación, es como la ultima instancia, pero es una realidad. Hay que fortalecer la educación sexual, pero mientras tanto no se puede decir “no al aborto”, hoy está penalizado… ¡terminás presa!

Ella abortó a los 18, cuando estaba en primer año de la carrera de periodismo en TEA. Lo hizo con clara conciencia de estar en la clandestinidad, social y familiar. Quien la acompañó a terminar con el embarazo fue la madre de su novio de entonces: “Buscás la ayuda de quien te pueda comprender y no de quien le tengas que dar explicaciones y convencer de algo de lo que vos estás convencida hasta ahí”, explica.

 

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