Si bien en los rankings de los sabores de helados preferidos por los argentinos el dulce de leche sigue primero, cada vez más heladerías buscan ofrecer opciones que se alejen de los gustos clásicos.
En The Creme Lab los hacen con nitrógeno líquido. Además de apostar por sabores originales, como el de té negro con aceite de bergamota o el de lavanda con miel, reemplazan el tradicional cucurucho por un waffle de burbujas de origen asiático. “Vivimos mucho tiempo afuera y nos pareció que no había helados de este tipo acá. Lo que hacemos no es para un público tradicional, es para quienes buscan algo diferente”, explica su creadora, Mey Feng.
También en Goodstën Creamery apuestan por las presentaciones originales. Preparan “helados a la piedra”: una vez elegido el sabor, se coloca sobre una piedra fría y el heladero lo moldea con una espátula y mezcla con los más diversos toppings, elegidos por el cliente.
Los restaurantes también se suman a la tendencia de helados exóticos. “Muchas veces diseño el postre a partir del helado que puedo hacer. Preparamos sabores locos de un montón de productos. En la carta nueva hay un postre con uno de nísperos y otro con un sorbet de remolachas y frutillas. Nos encanta ver cómo nuestros comensales se van abriendo a nuevos sabores y sensaciones”, asegura Yamila Di Renzo, chef pâtissière de Alo’s.
Otra opción que se ve cada vez más en los restaurantes son los sorbetes “limpiabocas”, que se sirven después de la comida, antes del postre, para limpiar el paladar y así apreciar el cambio de sabores. En la Pecora Nera Grill, un nuevo steak house en Recoleta, sirven uno de limón y albahaca. “Los clientes se sorprenden por la sensación que les produce. La albahaca no se relaciona con lo dulce y junto al ácido del limón hacen una combinación explosiva en la boca”, cuenta su chef, Daniel Hansen.
Cada vez más heladerías buscan ofrecer opciones que se alejen de los gustos clásicos.
En la heladería Alchemy, los sabores exóticos son las estrellas. Tienen helados con sabor de cerveza, fernet con cola y Campari con naranja, entre otros. Además de los de remolacha, berenjena o palta con wasabi. Las últimas incorporaciones son los helados de queso, como el de provolone y el de queso azul. “Hay ganas de buscar otra cosa, de animarse a más. Muchos clientes usan nuestros helados para acompañar comidas: una tarta de verduras que, con una bocha de helado, queda genial”, cuenta su creadora, Yamila Guzmán.
En Podio, el heladero Marcelo Macarrone también sumó sabores salados. Uno de ellos es el caramelo bravo. Y entre los gustos que sirvió a las delegaciones del G20, presentó un helado de vino torrontés y otro de queso cuartirolo con membrillo.