La familia de Angeles buscó un poco de tranquilidad después de todo lo que pasó en los últimos días. La búsqueda desesperada de la chica, la confirmación de su muerte, el entierro, las versiones periodísticas que apuntaban a su entorno más íntimo y la extenuante declaración testimonial del viernes pasado, los alejó de sus lugares habituales.
El departamento que compartían con Angeles, donde convivían Sergio Opatowski (padrastro), su hijo de 17 años, la mamá de la chica, Jimena Adúriz, y su otro hijo Jerónimo lució desolado. Los vecinos coincidieron ayer en destacar que la familia no regresó después de las largas horas declarando en la fiscalía.
En la puerta del edificio de la calle Ravignani, la atención de la prensa estuvo dirigida a la familia del portero, que por estas horas intenta entender la difícil situación por la que atraviesa Jorge Mangeri, el único detenido que tiene el caso.
Sergio, el padrastro de la menor asesinada, había manifestado el jueves pasado su decisión de romper con los medios que hacían guardia permanente frente a su domicilio. “Se dijeron muchas cosas. No voy a hablar más”, dijo cuando salió rumbo a la casa velatoria donde era velados los restos de Angeles.
¿Dónde pasaron la noche después de la interminable testimonial? Nadie de su entorno respondió a los llamados. No obstante, una versión indicó que el subsecretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, le pidió al ministro de Turismo que se encargue de gestionar el alojamiento de la familia en la localidad bonaerense de San Pedro.
El titular de la franquicia de Howard Johnson confirmó la reserva en el Hotel Marinas. Dijo que se hizo el jueves pasado pero confió que no se presentaron. De todos modos, aclaró que la estadía no había sido cancelada.
“Nos llamó el presidente de la cadena para pedirnos si podíamos alojarlos, ante el problema, porque aparentemente la señora no quería regresar a la casa por la situación que está atravesando”, aseguró el dueño del Hotel Howard Johnson de San Pedro, al diario La Opinión.
“Había una reserva de dos habitaciones contiguas, no vinieron y no se canceló”, explicó el empresario.
“Era por el tiempo que necesitaran, para que estuvieran tranquilos, y no fue cancelada porque nadie nos llamó”, precisó.