SOCIEDAD
REVISTA NOTICIAS

La guerra por el legado de Ernesto Sabato

Temen que González Fraga, hermana del candidato a vice de Alfonsín, sea la "nueva Kodama".

0707tapanoticiasg1
| NOTICIAS

Fue en un cementerio privado de Pilar. Ernesto Sabato estaba siendo enterrado lejos de los honores de una figura pública, rodeado sólo por su familia y aquellos que habían sido más cercanos. Cargaban con el cansancio de una larga agonía y un concurrido velatorio abierto a los vecinos en el club de su barrio, Santos Lugares.

Entre sus deudos habían existido diferencias, pero ese domingo 1 de mayo sentían que el dolor los igualaba. Cuando llegó el momento de llevar el cajón, las ocho manijas quedaron por igual en manos de los nietos del escritor y los hijos de Elvira González Fraga, su última compañera.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Se despidieron poco después del mediodía en el estacionamiento del cementerio. Ese fue el último momento de armonía. A poco más de dos meses de su muerte, un escándalo solapado envuelve a los herederos de Sabato, que se disputan no solo propiedades y los derechos sobre su obra, sino principalmente el capital cultural que implica administrar el legado de uno de los escritores argentinos más célebres.

 

En el centro de la polémica se encuentra Elvira, hermana del candidato a vicepresidente del radicalismoJavier González Fraga. Ella fue clave en la vejez de Sabato. Llegó a su vida cuando el escritor ya pisaba los 70 y ella tenía apenas 35 años. La familia la recibió con la misma naturalidad con la que trataban a todas las mujeres en el entorno del escritor, famoso por sus devaneos sentimentales. 

 

Aún vivía Matilde Kusminsky, la esposa histórica de Sabato. La enfermedad de quien fuera su compañera de vida lo afectó de manera profunda y la repentina muerte de su hijo Jorge en 1995 fue un golpe del que nunca se terminó de recuperar.

 

González Fraga lo visitaba de manera continua, se sentaban entre las magnolias del jardín y conversaban durante días. Cuando Matilde finalmente murió en 1998, González Fraga era ya un personaje indispensable en la vida de Sabato. Se mimaban en público y, ante la mirada social, se convirtió pronto en su nueva compañera. Sin embargo, la familia se niega a pensar en ella como "la viuda".

 

Lea la nota completa en la edición impresa de Revista Noticias, que sale a la venta hoy.