Berta André, la docente jubilada de 73 años que vive en pareja con el odontólogo Ricardo Barreda, está cansada de las guardias periodísticas y del asedio que recibe su pareja cada vez que pisa la vereda para realizar algún trámite vinculado a la causa. En su departamento del barrio porteño de Belgrano, donde convive con el cuádruple homicida desde mediados de 2008, Pochi atiende el llamado de PERFIL.
No está de buen humor. Y se le nota. Desde que Barreda quedó a un paso de recuperar su libertad, tuvo que cambiar su rutina para evitar el contacto con la prensa. “No sé por qué me buscan a mí, si yo no tengo nada que ver con su pasado”, explica a este diario. Berta, conocida en el barrio como “Pochi”, cuenta que los medios la “vuelven loca”. “Llaman a casa todos los días y me atacan cada vez que salgo a la calle”, grafica.
En el breve contacto con PERFIL, la mujer aclara que “no quiere dar una entrevista formal” porque si no recibirá cientos de pedidos todos los días. Dice sentirse “abrumada y cansada”, pero a su vez “ansiosa” por la inminente liberación de su pareja. Además, confiesa que su deseo es “salir de vacaciones”. “Me quiero ir ya mismo”, reconoce a PERFIL, aunque no dice nada sobre si el plan también lo incluye a Barreda.
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