Reservas por encima de los últimos registros, pronósticos meteorológicos alentadores y una oferta turística irresistible. Bariloche estaba preparada para unas vacaciones de invierno inmejorables. Sin embargo, la nieve, su principal capital, acaba de convertirse en una enemiga inesperada: después de las caídas del lunes (las primeras del año), una intensa tormenta bloqueó ayer la ciudad y la puso en estado de emergencia. Fue un día de angustia y ansiedad para el destino turístico más importante de invierno.
Bariloche amaneció el viernes cubierta de blanco, producto de la nieve caída en horas de la madrugada. Una postal inesperada para locales y turistas, ya que no son habituales las nevadas en el casco urbano de la ciudad, sobre el Centro Cívico, la zona comercial y las partes más bajas. Pero el evento dejó prontamente de ser positivo, sobre todo cuando llegaban noticias de los otros sectores de la ciudad. Allí, los problemas se sucedían y multiplicaban. Antes del mediodía, Bariloche había entrado en alerta.
Lo primero que se supo fue la anegación de los accesos al cerro Catedral, principal emblema turístico de la ciudad. La intensa nevada bloqueó primero las aerosillas, teleféricos y medios de movilidad internos y luego los caminos de acceso, sobre todo por el vuelco de un colectivo, que demandó varias horas de trabajo para removerlo. La acumulación de nieve y la escasa visibilidad fue imposibilitando la circulación vehicular por las demás calles, al punto tal que se restringió el tránsito sólo a camionetas con cadenas en las ruedas.
Los problemas de tránsito se extendieron más tarde hacia las afueras de la ciudad, como por ejemplo en la ruta 237, que dirige a Neuquén, o en el paso internacional Cardenal Samoré. Lo más crítico ocurrió en la legendaria ruta 40, cuyo tramo sur fue bloqueado. Es el que comunica a Bariloche con El Bolsón, ciudad que también sufrió los embates de la nieve, ya que quedó técnicamente aislada luego de que a su vez se cortara el tránsita de la misma ruta en dirección hacia Esquel, la otra salida que tiene la localidad.
Pero esto no fue todo. La caída de nieve en Bariloche fue tan intensa que se cortaron varios cables de líneas de media tensión, algunos por culpa de ramas y postes derivados por el alud. Esto ocasionó el problema más grave de todos: el corte de energía eléctrica que padeció la ciudad durante todo el viernes. Lo sufrieron casi todos los barrios de la, sobre todo los de las zonas altas, más expuestos a las inclemencias climáticas (la acumulación de nieve fue de unos 20 centímetros, contra 5 de las partes más bajas). Allí se ubican las barriadas más carenciadas de la ciudad, lejos de los turistas extranjeros, las casas de chocolates y las tiendas de ropa de esquí.
Viviendas anegadas, techos destruidos y familias aisladas componían un escenario desolador en las partes altas. Por eso, las distintas fuerzas vivas de la ciudad debieron poner en marcha un operativo de emergencia que involucró a autoridades municipales, juntas vecinales, Gendarmería Nacional e integrantes de Parques Nacionales. El plan incluyó entrega de alimentos, atención habitacional, reparto de colchones, frazadas, leña y combustible. Aunque no existen datos oficiales, diversas estimaciones señalan que aproximadamente un tercio de los casi 120 mil habitales de Bariloche son pobres. Una cifra alarmante en una ciudad que, entre el Municipio y un ente mixto, destina más de 35 millones pesos al turismo, mucho más de lo que se invierte en vivienda y planificación urbana.
Como si esto fuera poco, la expectativa turística (mucho más alta que en los últimos años, sobre todo por la tórrida afluencia de brasileños) llevó a la distribuidora de gas Camuzzi a restringir el expendio de GNC en las estaciones de servicio en la ciudad para poder abastecer las necesidades de los hoteles. En simultáneo, distintos vuelos del aeropuerto de Bariloche fueron reprogramados o cancelados no sólo por la nieve, sino también por una medida de fuerza de los controladores aéreos del Aeroparque Jorge Newbery que afectó directamente a los viajes a la ciudad patagónica.
Si bien el sábado el solo asomó levemente por el cielo y derritió parte de las nieves alujadas sobre casas y caminos, los pronósticos anticipan nuevas caídas para los próximos días. En Bariloche rezan porque esto sólo sirva para recrear viejas postales turísticos y no los angustiantes momentos que se vivieron hasta las últimas horas.
(*) Desde Bariloche