El “tangodromo” nocturno estuvo organizado por la Academia Nacional del Tango (presidida por Horacio Ferrer) y la Asociación de Patrocinadores, el Turismo y la Gastronomía de la República Argentina (a cargo de Dante Camaño), con el apoyo del Ministerio de Cultura porteño.
Sin melancolía. “La alegría de la gente es el mejor regalo que puede dar la Gran Milonga. Es que el tango no es melancólico, es un arte lleno de energía, es el emblema de la danza y el canto más representativo de los argentinos”, contó a PERFIL uno de los grandes poetas del tango, Horacio Ferrer.Lea la nota completa en la edición de hoy del Diario Perfil.