"Esta es la peor temporada de verano en años", dice el dueño de un restaurante ubicado sobre la céntrica Av. Bunge de Pinamar. No es el único que hace ese balance. Muchos comerciantes se quejan, las inmobiliarias se desesperan por alquilar, en los restaurantes ofrecen descuentos para atraer comensales y las playas lucen prácticamente vacías durante la semana.
"Lo que está pasando ahora me recuerda al 2000, cuando todavía no había estallado todo, pero la crisis ya se avecinaba y por eso la gente se cuidaba", dice Hilario, dueño de un restaurante que está desde hace 40 años sobre la calle principal. El vocero de la intendencia de Pinamar, Ernesto Ferri, por supuesto no está de acuerdo con semejante comparación. Para él, la de este año, "no es una temporada excelente, pero tampoco es tan terrible". Según su punto de vista, hay que diferenciar entre "consumo y afluencia de gente": "Es evidente que hay turistas en Pinamar, el tema es que esa misma gente piensa más antes de gastar", explica.
Según estimaciones oficiales, la ocupación hotelera este fin de semana alcanzó el 85% y en materia de casas, el 75% fue alquilado. Comparar esas cifras con lo que se ve en las calles y en las playas, genera dudas. Habrá que ver que ocurre mañana, cuando se vayan los turistas que vienen sólo por el sábado y el domingo.
En diálogo con Perfil.com, la secretaria de Turismo de Pinamar, Rosa Buero, aseguró que aunque "el mercado se esta moviendo más despacio que el año anterior, pero tratamos de ser optimistas porque el clima viene muy bien. Además, los precios han bajado de diciembre hasta ahora entre un 10% y un 15% en materia de alquileres". La gerenta de un Estudio Inmobiliario local, lo explica en forma sencilla: "Como no vino tanta gente, se volvió al valor que se estaba manejando el año pasado. Tuvimos que hacer eso para colaborar con los que quieren venir de vacaciones". Y además, cuenta que tuvo que adecuarse a las circunstancias y permitir lo que nunca antes había permitido con tal de cerrar algún contrato: "Por primera vez, accedimos a alquilar una propiedad por dos, cinco o diez días. Antes era impensado, los veraneantes venían y se quedaban la quincena o el mes completo".
En la playa. Mientras su hijo de 8 años se sirve un vaso de coca con las manos llenas de arena, Mónica prepara sándwiches con jamón y queso que saca de una heladera portátil. "Este año vinimos en plan gasolero. Traemos nuestra propia sombrilla, cargamos una heladerita con comida y a la noche cocinamos en casa. De vez en cuando salimos a tomar un cafecito, pero nada más", dice.
Como Mónica, muchos en la playa decidieron reducir sus gastos al máximo. "Nosotros vinimos sólo por diez días y preferimos cocinar en casa y disfrutar la playa sin gastar demasiado", dice Juliana, una arquitecta de 44 años que acaba de salir del supermercado cargada de bolsas.
Mientras los más optimistas especulan con una mejora para la segunda quincena de este mes, el turismo gasolero en Pinamar parece ser una tendencia que llegó para quedarse.