El Informe 2008 de la UNESCO sobre el cumplimento de las metas de "Educación para Todos" (EPT), que se difundió a nivel mundial, sitúa a Argentina en el puesto 27 y a la pequeña isla de Cuba en el 23, tomando a 129 países de varias latitudes en relación a cuatro variables o metas.
Estos "desafíos", "metas", "objetivos" fueron suscritos por los países integrantes de UNESCO en el 2000, en Dakar, Senegal, con uno los modestos propósitos al 2010, entre otros, de "universalizar" la escuela primaria y erradicar el analfabetismo en el mundo Sin embargo, en 2005 la realidad golpeó a los directivos del organismo internacional respecto al retraso en el acercamiento a las metas y se extendió el objetivo al 2015, plazo que permitirá a muchos gobernantes no tener que dar explicaciones acerca de la solución de los graves deudas educativas con los chicos y jóvenes. Pensar en el siglo XXI que aún hay chicos, jóvenes y adultos en el mundo que no completaron su educación básica -que hoy ya no es requerida para puesto de trabajo alguno- es una lamentable deuda de muchos gobiernos.
Ello ocurre principalmente en naciones que pertenecen al Africa Subsahariana y también en Bangladesh, India, Nepal, Marruecos, Mauritania y Pakistán, donde miles de chicos no completan su primaria ni "sobreviven" al quinto grado, hay muchos adultos analfabetos y la igualdad entre género aún no fue resuelta.
Sin que el Informe de UNESCO lo desarrolle con la misma extensión, aún hoy hay poblaciones que no están debidamente relevadas en selvas y alejados poblados, en comunidades aborígenes americanas de Perú, Bolivia y Argentina, donde aún no tienen acceso a sus derechos básicos, y entre ellos a la educación, principalmente si se trata de niñas y mujeres.
En Argentina la escolaridad primaria es una meta alcanzada desde hace varias décadas. Hoy se habla de una cobertura del 99%, según las últimas mediciones y las informaciones desde el Instituto de Planeamiento Educativo de UNESCO en Argentina, a cargo de Margarita Poggi.
Estos datos oficiales al igual que en los otros niveles no toman en cuenta las preocupantes variables de deserción, terminalidad y sobreedad.
Para el 61% de cobertura en educación inicial -salas de 3 a 5 años- que informa el gobierno argentino, tal vez pese la población de Capital Federal donde se asientan gran numero de jardines de infantes y maternales. Sin embargo cuando uno se aleja hacia el conurbano bonaerense o el interior provincial, el "drama" actual es la carencia de salitas de 4 y 5 años, para miles de chicos y madres. El organismo de Naciones Unidas acerca del Indice de Desarrollo de Educación para Todos (EPT) apunta a cuatro ejes: tasa neta (no toma en cuenta sobreedad) de escolarización en enseñanza primaria, tasas de alfabetización de adultos, de superviviencia a quinto grado, y la paridad e igualdad de género, pero sin seguimientos de "terminalidad", "repitencia" ni "graduación" de los estudiantes.
A la hora de los resultados, Argentina no está mal posicionada en dichos rankings, pero desafortunadamente esos guarismos no hablan de calidad educativa, es decir de las condiciones en que se desarrolla el acto de aprender y enseñar.