Si se pudiera hacer un balance de fin de año sobre la calidad de vida canina en la Argentina, muchos ya desearían tener una vida de perros. Es que la modernidad y el mercado trajeron consigo nuevos cuidados y mimos para con las mascotas. La gente invierte en su perro lo mismo o más de lo que se gasta en un hijo recién nacido o de un año de edad. Hoy, los amores perros ocupan un lugar central en la vida de muchos citadinos.
Según datos de la Encuesta Anual de Hogares de la Dirección de Estadísticas y Censos, un tercio de los hogares de la ciudad de Buenos Aires tienen al menos una mascota: perros y gatos a la cabeza, y después peces y pájaros.
Los comerciantes veterinarios de la ciudad concuerdan en que el mercado de perros se ha segmentado y ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos diez años. “Hace quince años los perros comían las sobras de la comida de una familia y los supermercados exhibían con suerte un estante con comida y accesorios caninos. Ahora, hay una góndola entera y de seguro que no ponen lo que no venden. El crecimiento es enorme y constante. En épocas de crisis, como lo fue la etapa del ‘corralito’, han salido marcas de segunda línea pero en general el consumo ha crecido mucho”, asegura el gerente general de Centro Pet, Matías Wullich, desde una de las veterinarias más surtidas y grandes de la ciudad.
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