La presencia del Estado en las villas es difusa y frágil. Ante cada agujero del Estado, los curas villeros se hacen presentes. Se convirtieron en la primera "ventanilla de atención" de los ciudadanos: por comida, remedios y hasta por un muerto. “Si no perteneces al partido político de turno no te dan bola. Nos pasó con el anterior gobierno y nos pasa ahora", indica el presidente de la Junta Vecinal de la Villa 21/24.
“En algún aspecto la parroquia es como una intendencia: la gente viene por un difunto, porque se quemó una casa, porque necesitan un colchón, por vacante en la escuela; otros vienen para confesarse, algunos por comida, otros necesitan remedios”, aseguró a Perfil el padre Lorenzo “Toto” de Vidia, párroco de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, de la Villa 21-24, de Barracas.
“La Iglesia es como una caja de resonancia de las múltiples situaciones sociales. Lo religioso y lo social no van separados, van juntos. Por eso, nosotros pensamos que la fe se encarna en la realidad. La gente acude a la iglesia porque encuentra respuesta que necesita”, agregó el cura.
“La iglesia es el pilar del barrio. Mantiene la unidad y la armonía”, dijo a Perfil Cristian Heredia, presidente de la Junta Vecinal de la Villa 21/24. “Seguimos con una ausencia total del Estado”, remarcó Heredia y agregó: “Si no perteneces al partido político de turno no te dan bola. Nos pasó con el anterior gobierno y nos pasa ahora”.
Si bien, subrayó el rol de la Iglesia, Heredia dejó en claro que la Junta Vecinal funciona como el nexo del barrio con el Estado. En su gestión consiguieron que el Ministerio de Salud de la Nación cediera la primera ambulancia a una villa. Pero el kirchnerismo, apenas perdió las elecciones, se la llevó y el nuevo gobierno nunca la repuso.
“Las iglesias de las diferentes villas cumple diversas funciones, una mezcla de todo. Hay problemas que se pueden resolver y en otros tratamos de acompañar para que se resuelvan”, manifestó a este medio el cura de la Villa 31, José Lozzia y dijo que uno de las tareas más importantes que tienen es la educación de los chicos y jóvenes.
El padre Lozzia, sostuvo que en la actualidad hay muchas deficiencias en las instituciones educativas, eso hace imprescindible los apoyos escolares. “Los apoyos son fundamentales. Funcionan muy bien: el chico toma como ejemplo a los voluntarios –la mayoría son universitarios- que vienen a dar las clases. Gracias a este espacio muchos jóvenes pudieron seguir una carrera en una facultad”, subrayó el padre Toto.
Chicos lejos de las escuelas, adicciones, mala alimentación, falta de trabajo y hasta discriminación. El cúmulo de problemáticas que conviven dentro de las villas ponen a prueba la tarea tanto de los voluntarios como de los curas. “Muchos apoyos escolares funcionan adentro de las parroquias. Allí, aparte de hacer la tarea, los chicos comparten un plato de comida. Sabemos que con hambre no se puede pensar ni aprender”, comentó el padre Lozzia.
Según le dijo a Perfil Matías Brunori, profesor de apoyo escolar en Villa Soldati, las parroquias cumplen un rol muy importante a la hora de crear grupos de apoyos escolares. “Cuando un grupo de jóvenes quieren dar una mano en una Villa, lo primero que hacen es contactarse con el cura del lugar. Las iglesias funcionan como un puente”, concluyó.
“Los apoyos escolares se complementan con contención, salud, apoyos psicológicos, ayuda a los padres. Entender al alumno como un todo y no por el simple hecho de ayudarlo en las tareas. Hay un montón de chicos que han cambiado la forma de vivir su adolescencia y estar felices más allá que aprendan o no matemática”, remarcó Guido Barletta, uno de los fundadores del Grupo Andando que desde 2011 brinda apoyo escolar a niños y a jóvenes de la villa 21-24, de Barracas.
Números. El último Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010 expuso que unas 163.000 personas vivían en los asentamientos de emergencia que se encuentran distribuidos por casi toda la Ciudad. En 2014, la Secretaría de Hábitat e Inclusión del gobierno porteño realizó otro estudio y precisó que las villas son habitadas por unas 275.000 personas. En cuatro años la población se incrementó un 68,7%