“No puedo creer lo que es esta ensalada Gourmet. Está servida como si estuviera comiendo en un restaurante”. Marcela Ríos, acaba de terminar de almorzar en la playa junto a su hija. Hoy, su marido y su otro hijo se quedaron descansado un rato más en su casa y ella decidió acercarse al mediodía a disfrutar en José Ignacio. El deseo de vacaciones es, para varios, no hacer nada. Incluso, cocinar. Esta argentina que vacaciona en la zona de Manantiales descubrió hace unos días Santa Teresita, un nuevo restó que, al igual que varios en Punta del Este, le permite comer rico durante el día cuando está fuera de su casa, y sin tener que pagar el cubierto.
Mantener el nivel de la buena comida y a un precio más económico. Esta parece ser la clave que algunos restó esteños encontraron para captar a una clientela que cada vez más mira precios y acorta el tiempo de su estadía.
Santa Teresita, del reconocido cocinero Fernando Trocca, abrió sus puertas hace dos semanas y ya es un boom. Allí, la gente puede ir a comer al salón. Sin embargo, su principal atractivo es que también pueden llevarse la comida. Abierto de 10 a 21, el lugar sirve desayuno almuerzo y meriendas. “Vendemos por kilo y mucho para llevar. No hay otro lugar así en José Ignacio”, cuenta entusiasmado Trocca. “Lo bueno es que si tenés un asado en tu casa, te caen diez personas a comer y no querés hacer las ensaladas, te venís acá y te llevas lo que querés. Es un concepto simple. La gente cuando está de vacaciones no quiere cocinar. Es una propuesta piola”, agrega.
La oferta gastronómica del lugar está basada en un 90 por ciento de vegetales. “No es la clásica ensalada, tenemos mucha variedad y todo está a la vista. La gente viene, elige y se lleva lo que quiere. La mayoría de la comida es fría”, comenta Trocca. Además ofrecen carne y pescado para combinar con las ensaladas.
“Optamos por el formato del take away porque a veces al mediodía la gente no tiene ganas de salir y quiere estar tranquila en su casa, sin tener que cocinar”, explica a PERFIL Pedro Morando, uno de los encargados de Sipan, un restó de comida peruana de la zona de Manantiales. Aquí lo que más sale para llevar son los ceviches, sashimi y rolls. “También hacemos catering especiales en Punta del Este”, agrega.
Los empresarios del sector coinciden en que esta es una temporada más austera, en la que los turistas miran más los precios. Por eso valoran alternativas en las que pueden obviar el valor del cubierto y la bebida. “La opción comida para llevar sale más económica y permite que los clientes puedan mantener un buen nivel de comida”, agrega Morando. En José Ignacio sucede lo mismo. “La temporada se acorta cada vez más. Tenemos clientes que vienen sin mirar el precio y otros que no. Cuando pensamos en la oferta de comida para llevar, quisimos que además de ser resolutiva sea económica”, dice Trocca. En Santa Teresita el plato grande (incluye tres ensaladas y una proteína) cuesta 200 pesos argentinos y el chico (dos ensaladas o una ensalada y una proteína), 170.
Desde Paru, el restó del parador del Hotel Mantra, aseguran que la modalidad para llevar creció este verano, a pesar de que ellos no lo ligan tan directamente con los costos. “Notamos que en el último tiempo nos empezaron a hacer más pedidos para llevar”, cuenta “Coqui”, su dueño.
“Los clientes conocidos nos empezaron a llamar cuando se reunían en sus casas. Nos hacen pedidos grandes, para diez o dos personas. Tampoco es un producto económico, cuesta alrededor de 75 dólares por persona”, agrega. Desde Paru adaptan la comida para su traslado. Así lo explica su dueño: “Piden mucho los rolls calientes o langostinos en tempura. Vendemos también muchos wok de vegetales salteados con arroz, carne o langostinos. Estamos entusiasmados porque si bien esta temporada se acortó, tenemos al menos cinco de estos pedidos por día”.