Lo peor que puede hacer un estilista es preguntarle a la clienta: `¿Qué se va a hacer?´… ¡Jamás! Yo se los tengo prohibido a mis peluqueros. A lo sumo, preguntan: `¿Tiene alguna idea o la asesoro yo?´ Porque no todas saben lo que quieren, otras no salen de lo mismo y siguen repitiendo errores y algunas quieren hacerse lo que les queda horrible”. Leo Paparella dixit. Tómalo o déjalo. Miles de hombres y mujeres toman lo que dice a rajatabla. Su asesoramiento se respalda en 40 años de ruleros, brushings y carrés… En sus respuestas, bulle la sangre “tana”, sangre de peluqueros.
Sobrino del emblemático Andrea, hermano del famoso Pino, Leo está en su mejor momento. Casado con Valeria (37) –su mano derecha y su segunda mujer– tiene 15 peluquerías y proyecta abrir otras tantas el año próximo. De su primer matrimonio tiene una hija, Paula (25). Pero va por más: “Queremos tener hijos con Valeria”, dice, y la abraza feliz. Ella cuenta que iba a la peluquería estando en la panza de su madre, clienta de Leo de toda la vida. Su fuerte, su especialidad, es el cambio de look. En sus programas de tevé por América y por Metro, hay un antes y un después para quienes se entregan a sus manos.
Noticias: Con el debido respeto, usted no deja títere con cabeza…
Leo Paparella: Voy de frente porque me siento seguro de lo que recomiendo y me gusta el desafío. Viajo todos los años a Europa porque estoy convencido de la importancia de aprender siempre. Creo en la capacitación permanente como el mejor argumento para la solidez profesional. Cuando opino, tengo los fundamentos.