El nuevo embajador español mostró que tiene cintura política. De algún modo, el embajador mostró sus credenciales diplomáticas. Cordial, con tono sereno pero firme, Román Oyarzun –el nuevo representante de España en Argentina– trazó un panorama más que optimista de la situación económica de su país e invitó a todos los empresarios presentes a reforzar las relaciones comerciales entre Buenos Aires y Madrid. “El euro es una moneda fuerte”, arrancó contundente, y aseguró que la crisis económica que atraviesa Europa se encamina a una pronta solución. Oyarzun dejó ver su cintura diplomática al analizar la situación en el Viejo Continente, y expresó su confianza en que las medidas de austeridad aplicadas por el gobierno de Mariano Rajoy darán resultado en el futuro cercano. Hombre que ha pasado en Siria sus primeros años como embajador, y que hasta antes de recalar en Ezeiza se desempeñó ante las Naciones Unidas, Oyarzun está más que acostumbrado a los sacudones de la política y la economía internacional, aunque es consciente, de todos modos, de que hereda una embajada mucho más ajetreada que la que habitó su antecesor Rafael Estrella. Pero diplomático al fin, en un tramo de su discurso Oyarzun dijo que “cuando las relaciones son tan estrechas y prolongadas es lógico que también haya momentos de tensión”. De todo esto se hablaba, como era de esperar, en el cuarto piso del Hotel NH City, donde la Cámara Española de Comercio de la República Argentina, presidida por Guillermo Ambroggi, agasajó con un cóctel al flamante embajador, en lo que fue de algún modo la presentación en sociedad. Esta Cámara es la más importante fuera de España y es más antigua que la que funciona en Madrid: este año cumple 125 años pero la coyuntura ha postergado, por ahora, un festejo como corresponde. El otro gran tema del evento, inevitablemente, era la reestatización de YPF, el terremoto que sacudió las relaciones bilaterales apenas Oyarzun llegó a su nuevo destino. Entre cazuelas de rabas y pinchos de pescado, los empresarios comentaban uno de los datos curiosos que reveló días atrás el diario español El País, sobre los aportes que realizó Repsol en 2003 a la campaña presidencial de Néstor Kirchner. Entre los presentes, se lo vio a Santiago Soldati, hombre que conoce de sobra las estrechas relaciones entre ambos países, desde que cursó sus estudios en Suiza con el rey Juan Carlos.
Con traje de papá. Por amistad con uno de los dueños del lugar y porque con cuatro hijos jóvenes prefería un espacio “con onda”, Dante Gullo celebró en el restaurante Filo el cumpleaños 16 de Salvador, el menor de su prole, el pasado domingo por la noche con gran cena familiar donde las pizzas especiales y la cerveza completaron su extendida mesa.
El “tussauds” de Scioli. En una de las tribunas del club Villa La Ñata, una figura de cera con traje saluda a la cancha. A pesar de que se trata del cantante Ricardo Montaner, los visitantes del club aseguran que se parece más a Boudou. Este parecido genera risas ya que es la única imagen a la que le hicieron una bufanda naranja con el logo “Yo creo” del gobernador. Quien no querría su figura en el predio, es el jefe de gabinete provincial Alberto Pérez. El funcionario se sorprendió de la mística del lugar, el sábado pasado, cuando visitó por primera vez la cancha pero no quiere correr con la misma suerte del ex jefe de Policía, Juan Carlos Paggi: tuvo su muñeco de cera en el club, pero debió dejar el gobierno.
Exámen gastronómico. Para reafirmar los valores de la cocina italiana y aportar calificaciones de los restaurantes porteños, que incluyen platos de ese país, la sede local de la Academia Italiana de la Cucina organizó una cena-examen del resto Sottovoce, de Puerto Madero. Allí, después de una didáctica y concisa clase sobre el origen de la pizza y la historia del origen del famoso carpaccio, creado por casualidad por Cipriani en el famoso Harry’s Bar de Venecia, uno de los anfitriones hizo poner algo colorado pero sobre todo orgulloso a Daniel Chaín al develar que había usado una receta que el ministro porteño le pasó de su tía para incluirla en el menú especial de pizzas de su restaurante. También se lo vio degustar cada plato con ritmo de especialista al ex UIA y actual presidente de la Cámara de la Industria Plástica Héctor Méndez. El empresario, que llegó con un original bastón de acrílico que usa por una lesión en la rodilla, comentó que adelgazó poco más de 40 kilos de los 142 que llegó a pesar. La hazaña no fue con una dieta sino que tiene una banda gástrica, “que no es lo mismo que cinturón”, aclaró.
La Salada angoleña. Pese a las críticas que generó que hubieran participado de la delegación oficial argentina a Angola encabezada por Guillermo Moreno, representantes de la feria de compras La Salada no cejan en su intención de exportar su particular modelo de negocios –por llamarlo de una manera diplomática– a ese país africano. Así fue que días atrás, el embajador angoleño en la Argentina, Herminio Escorcio, recibió a Jorge Castillo, máximo referente de La Salada, con el que acordaron la apertura de una feria similar en Luanda, capital del mecionado país, con artículos fabricados en la Argentina, a la que luego le sumarían una cadena de proveedores de Angola. El ingenio argentino no descansa.
Con tal de elogiar... En las mesas del Club Francés al menos una cosa quedaba clara entre los muchos peronistas presentes: el bombo histórico del partido ya definió para quiénes batirá el parche en las próximas elecciones si subsana un problema óseo que lo aqueja. “El Tula”, el percusionista que se consagró como tal en el menemismo, aseguró que “Daniel Scioli es un fenómeno y Sergio Massa está haciendo una súper gestión en Tigre”, y prefirió no incluir a CFK entre los posibles candidatos. Mientras elogiaba el suflé de queso de la entrada, siguió con sus halagos: “El pibe de Salta (por Juan Manuel Urtubey) es un fenómeno”. En el salón de la calle Rodríguez Peña, se los vio también a Eduardo Menem, Raúl Granillo Ocampo –que paladeó con ánimo el pollo con salsa de lentejas–, Teresa González Fernández, Silvia Mercado, Daniel Basile, Moisés Ikonicoff, Pascual Albanese y Mariano Caucino.
Montaña rusa. El diputado de la Coalición Cívica Carlos Comi estuvo hace algunos días en Miami, en su rol de director técnico del equipo de fútbol infantil La Rosarina. El legislador acompañó al grupo de chicos que participaron en un torneo sub-10. Y ya que andaban por la zona, el DT y sus dirigidos aprovecharon la gira para pasear por Orlando y disfrutaron de atracciones como los Estudios Universal. Pero lo que más disfrutó el hombre de la CC fueron las gigantescas montañas rusas. Y aunque hay que destacar que el rosarino no se dejó intimidar por el tamaño de estas atracciones no aptas para cardíacos y aceptó subirse incluso a las más radicales, sus alaridos en los tramos más empinados del recorrido asustaban a algunos turistas y eran dignos de un documental. Quizá por eso el propio Comi se encargó de registrarlos en algunos videos con su BlackBerry, que se ocupó de difundir por alguna red social.
Viaje al fin del mundo. Lo saben todos los funcionarios: no todas la cumbres internacionales son iguales. Algunas significan la posibilidad de conocer lugares hermosos pero exigen desplazamientos importantes; otras tienen sedes poco interesantes pero implican viajes menores. Pero hay algunas que exigen esfuerzos dobles: luego de enormes viajes, con innumerables escalas, se llega a un destino que –aunque puede resultar interesante– no es en absoluto el lugar soñado. Puede dar fe de eso el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, que tuvo que viajar hasta el otro lado del mundo para reemplazar a Héctor Timerman en una reunión de la Agencia para los Refugiados de la ONU. La cumbre de este año fue en Fukushima, la ciudad japonesa golpeada hace poco más de un año por un tsunami, que aún lucha para solucionar el mayor accidente nuclear después de Chernobyl.
Aniversario. El juez federal Claudio Bonadío, a cargo del juzgado que investiga la tragedia de Once y las supuestas irregularidades en la obra social de Camioneros, prepara una fiesta para celebrar sus veinte años como magistrado. En los Tribunales de Comodoro Py –donde el juez ha sabido cosechar respeto de unos y encono de otros–, colegas, empleados e incluso fiscales le preparan regalos sorpresa para agasajarlo.
¡Plin, caja! En esta semana de conflictos, uno de los personajes que resultaron más beneficiados fue el misterioso “Micrero”, nombre legendario que hace referencia a un hombre de la zona de Pilar, que organiza la provisión de miles de ómnibus y colectivos para los actos y las movilizaciones que parten del Conurbano. Algunos nunca lo conocieron, otros hasta dudan de su existencia. Pero lo cierto es que el último miércoles, pese a su baja estatura y su renovado color de cabellera, lo descubrieron en las cercanías del palco que montó Hugo Moyano. Libreta en mano y vía handy controlaba el operativo de movilización, por el cual embolsó casi 500 mil pesos. Y, según le prometieron, ese monto se duplicará para el próximo gran acto que está en los planes del camionero, nada menos que el 17 de octubre.
Desmemoriado. En los últimos tiempos, los diputados Margarita Stolbizer y Facundo Moyano, el más conciliador de esa volátil familia, descubrieron algunos pequeños olvidos del relato del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. Primero, Stolbizer lo denunció por mentir en su informe sobre el tema de la contratación de Ciccone. Y ahora el joven sindicalista, cansado de las críticas hacia su padre, recordó otro de sus olvidos. Fue el paso por el gobierno de Fernando de la Rúa, y su salida. Abal Medina fue uno de los tantos frepasistas que continuaron el gobierno aliancista luego de la renuncia a la vicepresidencia de Carlos Chacho Alvarez. Pero la historia oficial que repiten cerca del jefe de Gabinete es que renunció épicamente junto con Chacho. Pero no fue así, sino varios meses después, a pocos días de que estallara la crisis del 2001. Pero no quedó desempleado: Aníbal Ibarra le dio un cargo en la Ciudad.
Amalita privada. Un grupo reducido de mujeres se entregó con entusiasmo a compartir un almuerzo en el espacio más privado del Museo Fortabat: el living/escritorio que la empresaria dejó reservado para ocupar cuando estaba en el museo y que sólo pudo utilizar en dos oportunidades. El espacio está ambientado con dos de sus colores preferidos: paredes en “turquesa agua” y sillones rosados, y sobresale uno de los retratos de Amalita que hizo Andy Warhol en esos tonos, y que en general se exhibe en el museo (ver fotos en destacado). El invitado principal del almuerzo organizado por Claudia Stad fue el artista mendocino Eduardo Hoffmann –Premio Fortabat 1991–, quien contó que cuando él formó parte de una delegación de 36 colegas argentinos que en los 90 expusieron en ARCO –la feria de arte más importante de España y de la que Amalita era un invitada especial–, ella averiguó qué galería lo representaba y no sólo compró la obra que él exponía allí, sino una de cada uno de los 35 argentinos restantes. Otra de las mujeres que, por un comentario casual, concitó cierta atención fue Dimity Giles. Esta mujer que durante más de dos décadas trabajó en banca de inversiones en Australia, Europa y Estados Unidos, y que está casada con un argentino, encontró un hobby premium para aplicar un conocimiento fashion: se dedica a verificar por internet la autenticidad de carteras y billeteras Hermès para mujeres que compran esos accesorios por fuera de los negocios de esa compañía.
Interna inesperada. El médico Alfredo Cahe consiguió un fuerte protagonismo en Villa La Ñata, que lo convirtió en uno de los competidores en las elecciones del club de Daniel Scioli. Pero allí la campaña sucia se apoderó de los comicios. El doctor del gobernador –y de muchos famosos de la farándula– se gana la simpatía de los vecinos del barrio con un afiche que pegaron en el ingreso al club. Allí, una foto de Cahe con el guardapolvo médico ensangrentado pregunta: “¿Usted lo votaría?”. Por los sondeos previos a los comicios de octubre, el doctor estaría lejos de ganar la elección y, al parecer, la confianza sólo la consigue en el consultorio.
¿Coherencia PRO? Gabriela Michetti fue la única que se manifestó en contra del apoyo a Moyano, pero los tiempos cambian y, aunque muchos de la tropa joven PRO se sintieron desorientados, comenzaron a vivir en carne propia aquello de que el opositor de ayer puede ser el aliado de hoy. Quién hubiera dicho que, para que ellos se sumaran al paro de Hugo Moyano y pudieran concurrir a la Plaza de Mayo en el momento del discurso del camionero, Mauricio Macri habilitaría por escrito un “asueto” con cese de tareas después de las 14 a los empleados municipales. El mismo Macri que en 2011, por ejemplo, calificaba de “lamentable” un paro docente, pero paro al fin.