Tipo que la onda es hablar como sin sentido, pero bueno, nada. Es común escuchar hablar a los integrantes de una sociedad con los mismos latiguillos y muletillas que no aportan nada al discurso pero que se repiten en una determinada época.
“Se habla con muletillas y latiguillos para poner a prueba la pertenencia cultural, es una cuestión de identificación con un determinado estrato de la sociedad y la cultura”, explica a Perfil.com el semiólogo Oscar Steimberg.
El profesor universitario indica que la repetición de estas palabras deja de manifiesto “el temor del sujeto del discurso de no ser considerado miembro de la cultura” y agrega que tiene que ver con “la inseguridad del hablante en relación con la pertenencia”.
Un latiguillo es una “palabra o frase que se repite sin necesidad en la conversación” y una muletilla “una voz que se repite por hábito”. La inserción exagerada de estos vocablos “deprime el componente de imprevisibilidad que se espera del discurso del otro”.
En la actualidad, la moda lingüística es repetir sin ningún sentido la palabra “nada”. Un vocablo que podría tener una explicación existencial, relacionada con la negación del ser de la que hablaban filósofos como Martin Heidegger o Jean Paul Sartre. Sin embargo, los especialistas lo desmienten.
“ Viene de cualquier lado, es imposible encontrar razones lógicas, es una moda. Tiene el mismo sentido que si se usara la palabra “todo”, no tiene que ver con evadirse de la fundación o producir un discurso con menos sentido, es el simple azar que empobrece el lenguaje porque no brinda la posibilidad de diferenciación”, explica Steimberg.
O sea, obvio que el tema es ponerse las pilas y empezar a hablar como que de otra forma.