Federico Carboni, la primera persona en Italia en acceder al suicidio asistido, una práctica bajo estrictas condiciones, falleció este jueves 16 de junio. La noticia fue dada a conocer por la Asociación Luca Coscioni, que milita para lograr la legalización de la práctica.
Carboni, de 44 años, trabajaba como camionero hasta que en 2010 tuvo un accidente que lo dejó tetrapléjico, y decidió tiempo después que no quería seguir con ese modo de vida.
Presentado bajo el seudónimo de "Mario" en la prensa para preservar su intimidad, Federico falleció después de haberse inyectado un medicamento gracias a un aparato especial, que tiene un costo de alrededor de 5.000 euros (5.220 dólares), para el cual la asociación Luca Coscioni recaudó fondos.
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“Esta mañana "Mario" eligió morir”, comienza el comunicado de la asociación, en el que relatan su caso y las últimas palabras que dejó antes de morir.
En reiteradas ocasiones pidió a las autoridades sanitarias de su región, las Marcas –en el centro del país– la autorización para recurrir al suicidio asistido. Sin embargo, siempre le fue denegada hasta la intervención de los abogados de la asociación Luca Coscioni.
En la actualidad, la ley italiana castiga la ayuda al suicidio con una pena de entre 5 a 12 años de cárcel. No obstante, en 2019, el Tribunal Constitucional – la más alta instancia jurídica en Italia– introdujo una excepción para "los pacientes mantenidos en vida con tratamientos [...] y con una patología irreversible, fuente de sufrimiento físico y psicológico que consideran intolerable, aunque son plenamente capaces de tomar decisiones libres y conscientes".
Federico Carboni cumplía todos estos criterios, por lo que insistió con el pedido que finalmente se concretó tres años después y habiendo transcurrido doce desde su accidente.
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"No niego que me entristece decir adiós a la vida, sería deshonesto y mentiroso si dijera lo contrario, porque la vida es fantástica y sólo tenemos una", fueron las últimas palabras de Carboni que dio a conocer la asociación que luchó por su elección de dejar de vivir.
“Pero lamentablemente me fue así, y como siempre dije, el destino o mi culpa no lo sé, pero estoy en el extremo tanto mental como físicamente. Pensando en antes del accidente, hice y tuve todo en la vida, incluso después de eso hice cada cosa que pude hacer, logré vivir lo mejor que pude y traté de sacar el máximo partido a mi discapacidad”, contó el hombre.
“Mario” sostuvo: “Pero soy consciente de mis condiciones físicas y de mis perspectivas, así que estoy totalmente tranquilo y sereno respecto a lo que voy a hacer”.
“Soy al fin libre de volar a dónde quiero", concluyó.
AG CP