Por esta vez, el espíritu inquieto y verborrágico que caracteriza a Pancho Dotto lo mantuvo a un costado de la escena, como un simple observador de un solemne acto oficial. Con idéntico vigor aplaudió a cada uno de esos nombres ajenos que resonaban en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, hasta que fue el turno de uno que él bien conoce: el de Mario Gabriel, su hermano mayor.
Emocionado, el mediático empresario asistió el jueves por la tarde a la ceremonia en la que se ascendieron a 29 cuadros militares del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, secundado por sus cinco sobrinos, su cuñada, su madre y su tío. “Estoy recién llegado de Punta del Este, vine especialmente para estar junto a mi familia en este día tan especial y mañana mismo pego la vuelta”, señaló al periodista Martín Artigas del diario PERFIL.
El acto comenzó casi una hora después de lo previsto, y durante la espera, Pancho se dedicó a saludar con simpatía a todo aquel que reclamara su sonrisa, a conversar con su otro hermano, Carlos, y a hablar incesantemente por celular. Pero una vez que el locutor oficial pidió silencio y le dio la bienvenida a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el manager de modelos apagó su teléfono y puso su mejor cara de concentración para atender a la bendición de los sables por parte del obispo castrense Pedro Candia.
Luego de que la edecán presidencial Silvina Carrascosa diera lectura a la orden de ascensos, uno a uno los militares fueron acercándose a recibir, de manos de la mandataria, la dorada insignia que oficializaba su promoción. Pero indudablemente, todas las miradas de la prensa estaban puestas en el hermano del empresario, un coronel de 56 años que fue nombrado general de brigada del Ejército.
“Se trata de una coronación a un esfuerzo muy grande, algo así como llegar a una meta. Los Dotto somos así, obsesivos del trabajo que luchan por sobresalir en todo aquello que emprendemos”, explicó el manager, inflado de orgullo.
El flamante general, Mario Gabriel Dotto, es el mayor de los cuatro hermanos, y el único que eligió llevar adelante una carrera castrense. Nada más lejos del ambiente fashion de Pancho, y del de Carlos, el menor, que se dedica al marketing y, a sus 40 años, está a punto de recibirse de licenciado en administración de empresas. La otra hermana, Mónica, es abogada y vive desde hace varios años en Estados Unidos. Pese a esa ausencia, el promovido militar se mostró feliz por el reconocimiento y hasta posó alegremente junto a sus dos hermanos, su tío, su esposa y sus cinco hijos. “Todavía no sé qué me deparará el año próximo, pero en este momento me siento sumamente realizado”, exclamó entre risas.
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